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El amor blanquirrojo a primera vista de los hermanos Martínez

El infrafútbol es duro, difícil y en ocasiones desespera. Pero en otras, regala historias preciosas, como la de los hermanos arnedanos Abel y Mario Martínez. Al primero siempre le había gustado el fútbol y se enamoró del Real Madrid con la mítica volea de Zinedine Zidane. Comenzó a seguir a la UD Logroñés hace dos años y, desde entonces, es un ‘gauner’ de pro. Su hermano es un caso muy diferente: él no era un asiduo de los estadios, al menos hasta el 3 de diciembre de 2017.

“Tengo la fecha marcada en la memoria, se jugaba un UD Logroñés – Racing. Le dije a mi hermano si quería venir y aceptó. Vinieron mil personas desde Santander, hubo un ambientazo y hacía un frío del carajo”, rememora Abel. Los riojanos lograron la victoria gracias a un doblete de Ñoño y conquistaron a Mario. Desde entonces, no se pierde un sólo partido. “No sabe quien jugó la final de Copa ni quien descendió a Segunda, pero no se pierde un partido del Logroñés”, afirma.

El propio Mario lo cuenta: “Llevaba en Logroño desde el año 2013 por motivo de estudios. Mi compañero de piso era Ricardo Osés, tercer portero blanquirrojo en ese momento. Siempre le preguntaba cómo había quedado, pero nunca me había planteado ir”, subraya. El día de su ‘bautismo’ en Las Gaunas quedó prendado y solo se ha perdido un partido en casa desde entonces. “Contra el Izarra no pude ir”, admite.

Sí fue a Badajoz, acompañado de Abel: 1.400 kilómetros y más de dieciocho horas de recorrido en autobús por amor a unos colores. “El fútbol grande es más postureo y este es más pasional. La gente no baja a Badajoz a echarse la foto como puedes hacer en la final de la Champions. La gente que sube a Las Gaunas lo hace porque lo siente”, deja bien claro. También suele ir a ver a sus amigos del Arnedo, pero relata que no había sido un gran aficionado: “Llevaba cuatro o cinco años sin seguir ningún partido, de pequeño sí que veía algo de Real Madrid y Numancia”.

El panorama cambió radicalmente con su viaje a Badajoz: “Fue una reventada. Cuando vimos que nos tocaba ese rival, pensábamos que no iríamos, pero al final nos animamos. Bajé corriendo a Las Gaunas a comprar los billetes. La experiencia fue increíble, tanto el recorrido como la previa”, recalca. También espera ansioso el duelo de vuelta y anima a toda la afición a acudir al campo: “Es complicado meter 12.000, pero yo creo que podemos lograr 8.000 o 9.000 personas y una entrada cojonuda”.

Abel recuerda los momentos previos: “Mario estaba muy nervioso la noche anterior, apenas podía dormir y se pasó las horas entretenido con Instagram y Twitter. Se sabe todos los cánticos, cuando marcó el gol se abrazó con todo el mundo y disfrutó como un enano”. Su ilusión no se queda ahí: “Ya tenemos planeada hasta la segunda ronda, ojalá nos cuadre con San Bernabé porque estamos dispuestos a ir a donde sea, incluso hasta a Melilla”. Un ejemplo de afición.

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