La Rioja

La ‘guerra de la basura’ en La Fombera acaba con denuncia ante la Policía

En los últimos días se ha generado un importante revuelo vecinal en la zona de La Fombera de Logroño a cuenta de la gestión que varias empresas hacen de los residuos que generan.

“Son las 8,30 horas y los interiores de los contenedores están repletos de materiales contaminantes,  como garrafas de plástico con aceite para motosierra, latas de aceite de coche, trapos y otros impregnados de aceite”. Eso relataba el pasado martes la primera queja de algunos de los habitantes de la calle Arrúbal de la capital riojana, que acusan a las empresas del polígono de arrojar residuos en los contenedores de forma incontrolada, en lugar de hacerlo en un punto limpio.

En los días posteriores los vertidos fueron en aumento: cartones en el contenedor de materia orgánica, material electrónico, pilas, disolventes… incluso “cuatro bolsas grandes de recortes de marihuana y un filtro de la máquina de depurar el aire, de más de 70 kilos, que la Policía Local no ha podido sacar por su excesivo peso”.

Más allá de la gestión incontrolada de los residuos, las quejas vecinales se centran también en que el volumen de esa basura volcada a primera hora de la jornada impide que los residentes en la zona puedan depositar sus deshechos por falta de espacio.

Presunta agresión

Sin ir más lejos, este mismo viernes la escalada de tensión en la zona se ha saldado con una presunta agresión por parte del empleado de una empresa contra un vecino que intentaba impedir que tirarse residuos en el contenedor, unos hechos que han sido denunciados ante la Policía Nacional.

En el escrito, al que ha tenido acceso NueveCuatroUno, se detalla que minutos antes de las nueve de la mañana “el denunciante ha tratado de impedir que una persona vierta residuos de una empresa en el contenedor de basura” de la calle Arrúbal, “cerrando la tapa del contenedor con la mano, ya que habitualmente las empresas de la zona arrojan sus residuos en el contenedor del vecindario”.

Ante esta situación, el empleado le ha dicho “quítate, imbécil, por mis huevos que lo echo”, para posteriormente “zarandearlo para que soltara la tapa”. Fruto de ese forcejeo, el denunciado “le ha lanzado dos puñetazos, los cuales ha logrado esquivar el denunciante”.

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