La Rioja

Tres niños marroquíes y su nueva vida en Logroño en busca de sus sueños

NueveCuatroUno comparte un rato de estudio y juego con tres menores acogidos en La Rioja

Sueñan despiertos como todos los niños del mundo. Uno lo hace con marcar goles y con ver ganar a su Atlético de Madrid; otra con ser profesora y con meter canastas desde su puesto de pívot y la mediana se apasiona con el baile. Abdel, Maria y Fatima (nombres ficticios) son los tres niños de origen marroquí que acoge la Comunidad de La Rioja desde la pasada semana y que llegaron procedentes de un centro de Melilla.

Este medio tiene la oportunidad de compartir con ellos un rato de repaso académico en clase y de juego en el parque. “Quiero ir a la piscina”, protesta Maria, la mayor, de doce años, con un cierto acento sureño. Al mismo tiempo rellena una ficha de actividades, también con una escritura impecable.

Estamos en la hora del estudio y se ve que es aplicada. “Me gusta estudiar y quisiera ser profesora, pero de Primaria, de más mayores no”, aclara con decisión. Tiene doce años, ha vivido mucho y se le ve que tiene las cosas claras. “¿Todo eso te cabe en el móvil? Entonces es que es de doble tarjeta SIM…”, nos asegura.

Está claro que de tecnologías, como casi todos los chavales que hoy vienen con un móvil debajo del brazo, también está al día. Y de baloncesto, su deporte, le gusta la NBA. “En Melilla jugué en la selección española de allí (en la regional), de hecho jugamos un torneo contra Logroño”, recuerda con una sonrisa. Es de las pocas cosas que cuentan de su pasado, porque todavía no hablan de su vida en Marruecos. “Hay que darles tiempo”, aseguran los educadores.

Más de tres idiomas 

Lo que son las cosas, hoy, ella, María, junto a su hermano Abdel, de nueve años, y su amiga Fatima, de trece, viven en Logroño. Antes, durante más de dos años, lo hicieron en un centro de acogida en Melilla. En ese tiempo en tierras melillenses han aprendido español, que se añade a su notable nómina de lenguas: árabe y un dialecto de su zona, así como un poco de francés.

Abdel es más de números: en su ficha de matemáticas se aprecia su soltura con las operaciones. En cuanto salimos al patio también se descubre otra de sus habilidades: el fútbol. Hace toques con el balón, lleva el espíritu futbolero encima, sobre todo merced a la camiseta que viste con el 11 de Lemar, su jugador favorito que acaba de fichar por el Atlético de Madrid. “Es un chaquetero”, le vacila su hermana.

Fátima, algo más retraída, es más de habilidades rítmicas: le gusta el baile y le falta el tiempo para balancearse con soltura en los columpios del parque.

En plena fase de adaptación

Los tres están en plan fase de adaptación. “Tienen mucha energía, les cuesta un poco meterse en dinámica todavía, porque están muy unidos entre ellos; se nota que necesitaban un referente de adulto, allí (en Melilla) tenían un buen apoyo. Pero se han integrado bien con los compañeros”, explica Óscar Hernández, educador/coordinador del centro en el que se ha acogido a estos tres chavales Menores Emigrantes No Acompañados (MENAS).

En todo este proceso de buena aclimatación está habiendo dos factores clave: “Se está manteniendo una comunicación muy fluida con el centro de donde proceden de Melilla y eso ha facilitado que la acogida sea mucho más agradable y se puedan sentir más cómodos” y, además, “el idioma es fundamental porque a la hora de expresar emociones es un punto a favor”, precisa Begoña Rodríguez, directora del recurso de atención donde están los niños tutelados.

“Hay diferentes opciones para su futuro”

¿Y su futuro? A corto plazo, como indican los educadores, se les buscará centro educativo para que cursen sus estudios y continuarán viviendo en el centro; para el medio-largo plazo todavía no se tiene respuestas claras. “Hay diferentes opciones: un acogimiento familiar, una adopción o incluso prepararles para un vida autónoma independientes. Lo más importante es que se adapten al recurso y a la ciudad”, añade Rodríguez.

“La idea es que se integren y en el futuro, ya veremos, si volver a su país o qué…”; “no deja de ser una situación de desarraigo a la que nosotros ponemos un poco de alivio desde nuestras posibilidades”, apunta el consejero de Políticas Sociales, Familia, Igualdad y Justicia, Conrado Escobar.

Cabe recordar que esta acogida por los recursos de Servicios Sociales de La Rioja viene motivada por un llamamiento que realizaron sus homónimos de Melilla hace tiempo. “El Gobierno de La Rioja siempre está dispuesto a acoger de una forma ordenada y responsable al fenómeno general de la inmigración y refugiados, como en este caso al llamamiento de la Consejería de Políticas Sociales de Melilla”, recalca Escobar y añade: “Sin orden, no hay solidaridad”

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