La Rioja

Los cultivos de diez municipios riojanos, afectados por las tormentas

Sin alcanzar los efectos casi devastadores de la pasada semana en Rioja Alavesa, las tormentas de este fin de semana han dejado tras de sí un rosario de partes de siniestro por parte de los agricultores riojanos.

Según ha podido saber NueveCuatroUno, los municipios riojalteños son los que se han llevado la peor parte con los episodios tormentosos, principalmente en las localidades de Briñas, Briones, San Vicente de la Sonsierra, San Asensio, Badarán, Cordovín, El Villar de Torre, Leiva y Tormantos.

Los cultivos más castigados han vuelto a ser la uva y el cereal, aunque el seguro también ha recibido partes en otros como la patata o la judía verde. Y aunque el granizo ha vuelto a visitar las fincas riojanas por segunda semana consecutiva, la gran cantidad de agua que lo ha acompañado ha contribuido a minizar sus daños… al menos, a corto plazo.

“Para poder entrar en condiciones normales a las parcelas van a tener que pasar varios días y que las condiciones del tiempo sean estables, algo que no está previsto esta semana”, apunta Abel González, técnico de ARAG-ASAJA, quien advierte sobre el peligro de nuevas infecciones por hongos en los cultivos debido a la gran cantidad de agua encharcada.

“Este fin de semana se han presentado bastantes partes, principalmente en cultivos de viñedo pero también en otros como el cereal y la remolacha”, explica González, detallando que los repetidos daños generados por las inclemencias del tiempo se han traducido en que “las contrataciones de seguros han aumentado de manera significativa este año”.

Por su parte, Adrián Martínez (UAGR) explica que “el hecho de que haya caído tanta agua ha minimizado el impacto del pedrisco”, sin bien se muestra cauto porque “todavía es pronto para evaluar los daños porque los técnicos aún no pueden acceder a todas las parcelas”.

Además de las precipitaciones, el viento se ha vuelto a presentar como enemigo de los cultivos riojanos: “Ha vuelto a ocasionar daños en las viñas, rompiendo bastantes pámpanos, y en los cereales, ya que en muchos campos los ha tumbado completamente”. En este último caso, los efectos se traducen en que “parte de los granos caen al suelo y no se pueden recoger por las cosechadoras”.

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