Deja de frotar la pantalla de tu dispositivo, la foto es así. En 2001 Alejandro Amenábar consiguió que revisáramos nuestros miedos a cosas aparentemente inocentes como los muebles cubiertos por sábanas en un trastero, a los pasos apresurados de los vecinos de arriba (esto solo da pánico si vives en un ático sin azotea) y a los días de niebla espesa en un bosque.
Otro de los asuntos que puso sobre la mesa ‘Los Otros’ fue la hipersensibilidad a la luz que padecen algunas personas. Le ocurría a los chiquillos del casoplón, que era abrir una de las persianas y empezar a llorar como quien descubre que el rey Melchor es en realidad Chiquetete.
Esto último no tiene remedio aparente, pero sí existe una solución para los fotofóbicos: instalarse en el entorno del parque de Las Chiribitas de Logroño. De día seguirá tocando bajar a cal y canto las persianas, pero al caer la noche la luz no supondrá ningún problema.
Porque esta semana ha arrancado con severos problemas para transitar por el tramo final de Jorge Vigón, debido a que las farolas parecen haberse quedado sin ideas, a tenor de la oscuridad de sus bombillas. En las redes sociales ya se han hecho eco de la “inseguridad, el peligro de tropiezos y la cero visibilidad” de la zona.
Y estas son las vistas que tenemos ahora en la zona de la escuela de idiomas, final de Jorge Vigón, Eliseo Pinedo…
Inseguridad, peligro de tropiezos, cero visibilidad. Gracias @AytoLogrono pic.twitter.com/uHG5Icsd3x— Tio Barbas (@sergiomesal) 3 de junio de 2018
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