La Rioja

Con las pezuñas en los talones: los jabalíes destrozan el aeródromo de San Torcuato

Que levante la mano aquél que nunca haya roto en aplausos cuando el avión en el que viajaba tomó tierra. El aterrizaje es, sin duda, el momento más crítico de un vuelo; ese en el que cualquier despiste o imprevisto no concede nunca una segunda oportunidad.

En el aeródromo de San Torcuato, en La Rioja Alta, ese ‘respeto’ no lo tienen solo los tripulantes de la aeronave. Desde hace unas semanas los pilotos también se santiguan cuando les toca tomar tierra y la culpa la tienen los destrozos ocasionados por una manada de jabalíes que trae de cabeza al responsable de la instalación, Leopoldo Francés. Basta con echar un vistazo al terreno para comprender que aterrizar en este aeródromo es cualquier cosa menos seguro.

“Cuando aterrizamos las aeronaves tienen una velocidad de entre 80 y 100 kilómetros por hora y en estas circunstancias un accidente tendría consecuencias fatales”, explica Francés, que lleva semanas reclamando sin éxito ayuda a la Consejería de Medio Ambiente. “Operamos con aviones ligeros, con unos diámetros de rueda muy pequeños y el peligro es obvio”, subraya.

No lo hace solo. La alcaldesa de la localidad, Silvia Muñoz, y el guarda de caza de la zona han intermediado para que la Dirección General de Medio Natural autorice una batida de caza para poner fin a los continuos destrozos de “un grupo de unos quince ejemplares de jabalíes”.

Sin embargo, el gerente de la empresa que gestiona el aeródromo señala que la Consejería declina conceder el permiso “argumentando que se trata de un negocio particular”. “Como si un cultivo no lo fuera para un agricultor”, se lamenta Leopoldo Francés, quien recuerda que se han autorizado con anterioridad batidas para solucionar los destrozos de jabalíes en instalaciones como el campo de golf de Cirueña.

“No podemos jugarnos el pellejo”, subraya, avanzando que “en caso de que no podamos corregir este problema de seguridad me tendré que plantear la posibilidad de cerrar la pista”, que utilizan avionetas y otras aeronaves ligeras. De volver a denegarle la autorización para organizar la batida de caza, la otra solución posible es enseñarle a los jabalíes a aterrizar sin causar destrozos, si bien esta medida se antoja algo más complicada.

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