La Rioja

El Basket Down ya tiene su particular ‘haka’ como los All Blacks

Para un club deportivo tener un himno no es ninguna tontería. Qué sería de los partidos de la selección sin el ‘lololololo’ entonado a viva voz y qué sería de los partidos de la selección neozelandesa de rugby sin su particular rito maorí.

Fue precisamente así, viendo cómo los All Blacks intimidaban a sus rivales con la ‘haka’, como a Andrés se le instaló una idea en la cabeza que no abandonaría hasta verla hecha realidad. Alumno de la escuela de música Piccolo y Saxo (toca el saxofón y la batería) y jugador del Basket Down Rioja (equipo de baloncesto integrado por chicos con síndrome de Down), Andrés “se dio cuenta de que a su equipo le hacía falta un himno que le diera fuerza antes de los partidos”.

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Así lo cuenta Eusebio Díez, director de Piccolo y Saxo, a quien su avezado alumno le trasladó la idea a finales del curso pasado. “Le invité a que escribiera la letra pero pasadas unas semanas no se le ocurría nada”, señala, explicando que este intrépido músico y deportista tiró de agenda para ver su sueño hecho realidad. “Habló con Alberto Vidal, un amigo de la familia y autor de muchas letras de canciones y en una semana me envió ya una propuesta”, añade.

Este curso, durante las clases de saxo, el proyecto volvió a reactivarse. Además de Andrés se implicaron otros tres alumnos con síndrome de Down de la escuela para componer la melodía: Fernando, que toca el saxofón; María Otal y María Martínez, quienes tocan la guitarra.

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Eusebio Díez recuerda que, al acabar uno de los partidos en el Adarraga, reunió a los miembros del equipo y a sus padres y se comprometió a que en cuanto estuviera libre el estudio de La Gota de Leche grabarían el himno. “Los cuatro músicos se implicaron al máximo”, recuerda, pese a que “con ellos el proceso es algo más lento porque a la hora de entonar les cuesta mucho más que sea entendible lo que cantan y porque necesitan alguna ayuda en el plano rítmico”. Para arrimar el hombro también se sumó al proyecto el coro de niños de Piccolo.

Sin embargo, el resultado está ahí. El himno es ya una realidad y el hecho de que materializarlo haya supuesto un esfuerzo extra lo convierte en “algo muchísimo más gratificante”. No obstante, Andrés tiene otro plan. Quiere que el himno suene por megafonía antes de los partidos y no va a parar hasta conseguirlo. Mientras eso sucede, nos toca a todos arrimar el hombro y hacer que su melodía retumbe en el pabellón a grito pelado. Pueden ir ensayando: “¡Somos el equipo que quita el hipo, hip hip hip; somos el equipo que se lo curra, hurra hurra hurra!”.

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