El presente otoño no pasará a la historia como el más lluvioso ni como el más frío de los últimos años. No ha propiciado grandes charcos ni placas de hielo sobre el firme. Sin embargo, ha sido en lo que va de otoño cuando los accidentes de circulación con víctimas mortales se ha disparado en las vías interurbanas de La Rioja.
No en vano, la mitad de los fallecidos en las carretas en lo que va de año (20, dieciocho en vías interurbanas y dos en vías urbanas) se han registrado en los últimos 27 días, elevando la cifra total de muertos a parámetros que no se recordaban desde 2009, cuando se cerró el año con treinta víctimas mortales en la red de carreteras riojana.
Este dramático paréntesis se abría el 26 de octubre, cuando una persona perdía la vida en un accidente múltiple en la N-232, a la altura de Alfaro. 48 horas después, dos transportistas fallecían en la N-120 a su paso por Santo Domingo de la Calzada, tras el choque frontal de los vehículos que conducían.
En el arranque del mes de noviembre, de nuevo dos accidentes se iban a cobrar más vidas con apenas unas horas de diferencia. El día 5 morían dos personas al salirse de la calzada un monovolumen ocupado por cinco personas en la N-113, en Cervera del Río Alhama; y al día siguiente, en Arnedo se dejaba la vida en la carretera una persona por otra salida de vía en la LR-123.
Ocho días más tarde, el pasado 14 de noviembre, morían otras dos personas como consecuencia del choque entre un camión, una furgoneta y un turismo al paso de la N-232 por Gimileo, mientras que las últimas dos víctimas mortales en lo que va de año se han registrado este lunes en la N-111, con el choque entre un camión y un turismo que se ha producido entre Villanueva y Villoslada de Cameros.
