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“Una vez más, el Consejo de Seguridad Nacional acomoda la legalidad a los intereses de las nucleares”

El Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) ha dado el visto bueno con condiciones al dictamen que permitiría la reapertura de la central nuclear de Santa María de Garoña. Este visto bueno llega a pesar de que en todo este tiempo NUCLENOR no ha cumplido con los requisitos de seguridad y modificaciones de diseño de la central que le había requerido el propio CSN.

Es inadmisible que, pese a que queda acreditado que Garoña no cumple las condiciones, se apruebe su reapertura. Garoña es una central obsoleta y peligrosa, pero la industria nuclear la está utilizando para abrir la puerta al alargamiento de la vida de las nucleares. El hecho de que la central no haya realizado las modificaciones de diseño requeridas es motivo suficiente para que el dictamen fuera negativo, pero una vez más el CSN acomoda la legalidad a los intereses de las nucleares.

La cuestión, en realidad, no es la reapertura de Garoña, sino que esta decisión abre la puerta al alargamiento de la vida de las nucleares hasta los 60 años y a que las empresas eléctricas, en el caso de no darse la autorización, puedan reclamar el “lucro cesante” como ya ocurrió con la Plataforma Castor de Florentino o, sin ir más lejos, tenemos un caso similar con el Parquin del Cibir en La Rioja.

garona

La decisión final corresponde al Ministerio de Energía; cuyo titular Álvaro Nadal declaró ayer que antes de cualquier reapertura consultaría con las regiones, empresas y grupos ecologistas. De ahí que sea necesario recordar al Partido Popular que haga valer las propuestas aprobadas, tanto en el Parlamento como en el Ayuntamiento de Logroño y en otros municipios a lo largo de toda La Rioja, donde se solicitaba al Gobierno central el cierre definitivo de la central nuclear y su desmantelamiento inminente.

No es en absoluto prudente ni razonable seguir poniendo en grave riesgo un amplio territorio de nuestro país y en particular el mayor bien del que dispone nuestra comunidad, esto es, las aguas del río más caudaloso que discurre por la península Iberica: el río Ebro. Sus aguas refrigeran la Central.

Un accidente grave contaminaría con radiación su curso afectando a todas las personas y seres vivos que dependen de él. No podemos olvidar que el reactor nuclear de General Electric operativo en Garoña es un modelo muy similar al que  demostró fatalmente su falta de seguridad en Fukushima.

Esta prórroga de la vida útil de Garoña está retrasando la inversión en el necesario cambio tecnológico que nos permita afrontar la progresiva reducción de las fuentes de energía procedentes de yacimientos fósiles y la grave amenaza del cambio climático; y además el cambio de modelo energético generará numerosos puestos de trabajo tan necesarios en estos tiempos.

Es increíble que, tras quedar acreditado que no se cumplen los requisitos, se le dé el visto bueno a algo. Esto, que parece de sentido común, es lo que ha pasado con este dictamen del CSN. A pesar de que es patente que la central no ha cumplido las condiciones de seguridad exigidas por el propio organismo, el CSN ha decidido dar luz verde a su reapertura.

Garoña, inaugurada hace 46 años, ya cumplió con la vida útil para la que estaba diseñada. Lleva cerrada desde 2012, sin que ello haya tenido impacto en nuestro sistema eléctrico. ¿Merece la pena el riesgo?

Quizás para los que al final acaban sentados en los Consejos de Administración de las grandes empresas energéticas de este país sí, pero para el resto de la ciudadanía no, desde luego.

#GaroñaNiDeCoña

*José Manuel Zúñiga Suescun es concejal de Cambia Logroño en el Ayuntamiento de Logroño y coportavoz de EQUO-Verdes de La Rioja

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