En el juego de las chapas, unos nos poníamos los nombres de los jugadores del Brasil del momento. El primo era fiel a la aguerrida Italia. El hermano se la jugaba con Zubizarreta y su cuadrilla. Aunque durante unos años, el Camerún de Roger Milla conquistó nuestros corazones, porque a la hora de elegir equipo en las chapas decantarse por Camerún le daba al partido un punto de heroicidad que merecía la pena. Que un equipo africano ganara a Brasil en los noventa, aunque fuera a las chapas y con un garbanzo como pelota, otorgaba a ese encuentro el calificativo de histórico. Esa victoria, en cualquier acuerdo entre primos, se podía usar para empezar o terminar cualquier pelea.
Es un poco a lo que están jugando a día de hoy unos cuantos aficionados de la UD Logroñés. Han tenido pocos días para conocer mejor a un rival extraño durante esta temporada, pero en las chapas hubieran elegido este rival entres los candidatos. El Guijuelo, a pesar de ser un rival habitual en la historia de la UD Logroñés, lleva desaparecido de la realidad deportiva del aficionado medio riojano desde la temporada 2019-2020. Fue el mejor año en la historia de los riojanos, y el peor en la del Guijuelo, que cayó hasta la Tercera División porque su peor temporada coincidió con la reestructuración del fútbol español, motivada por el Covid y la incapacidad de Luis Rubiales de estarse quieto en su pelea con Javier Tebas.
Un histórico de la Segunda B en este siglo caía al pozo, en donde ha tenido tiempo para reiniciarse. Es un club variopinto, porque no existe la figura del presidente. Es una junta gestora la que toma las decisiones, y sin duda, confiar en Mario Sánchez como entrenador fue todo un acierto. El actual técnico del Guijuelo llegó en Tercera y ha vuelto a situar al club a las puertas de la tercera categoría del fútbol español. Un técnico joven, profesor en la Pontificia de Salamanca, que esta temporada está apostando por un bloque defensivo que gane sus partidos acertando lo poco que genera en ataque.
Diego Martínez, en Basbastro, esta temporada.
Por aquello de hacernos una idea, el Guijuelo es una versión mejorada del Barbastro que esta temporada se ha enfrentado a la UD Logroñés. Equipos bien ordenados en lo defensivo, generosos en el esfuerzo, a los que cuesta mucho hacerles goles y que han sacado la temporada adelante, sobre todo el Guijuelo, por sus buenos resultados como local. La UD Logroñés no ha sido capaz de ganar esta temporada al conjunto aragonés. No lo hizo en la ida, sobre un césped gelatinoso, y no lo hizo en Las Gaunas, en uno de los pocos encuentros que este equipo no supo resolver en tiempo y forma por el planteamiento que le presentó su rival.
Es el equipo que espera la UD Logroñés este sábado a las 18:00 horas en el municipal de Guijuelo. Un equipo correoso, al que cuesta mucho hacerle goles y que sabe cambiar los partidos como local aprovechando alguna de las pocas oportunidades que genera a lo largo de un encuentro. Fuera de casa baja sus prestaciones, con tan solo cuatro triunfos lejos de su estadio, y ocho derrotas en lo que va de temporada. Su buena temporada ha estado basada en su papel como local. Ahí se ha ganado su pase a esta semifinal por el ascenso.
Con 36 goles a favor constata que no hace muchos goles, a los que sí ha logrado sacarle mucho partido al haber encajado en todo el campeonato 34 goles. Lejos de los guarismos, que de poco sirven a partir de ahora, de la UD Logroñés, con 70 goles a favor y solo 17 en contra. Esto, no tiene utilidad ni para el juego de las chapas, pero permite observar el perfil del rival que estará en frente. Y el Barbastro (28 a favor y 28 en contra) como el Guijuelo (36-34) se definen por los goles que han marcado y encajado hasta ahora.
El Barbastro ya demostró en Las Gaunas cómo sacarle partido a ese noble arte de dejar hacer pero sin permitir que haya ritmo durante los noventa minutos. Así será en Guijuelo y así intentará que suceda en Las Gaunas. Con una salvedad entre ese Barbastro y este Guijuelo, que al rival de esta semifinal no le vale una ronda empatada. Aquí no se suman puntos, aquí se pierden ascensos.
