La SD Logroñés no ha pasado del empate frente al Real Unión (1-1) y Aitor Larrazabal, su entrenador, de momento confía en sus posibilidades como técnico, en su labor de sacar al equipo de una situación cada vez más comprometida. Refiriéndose a la llegada del gerente Javier González, el vizcaíno ha expresado lo siguiente: “El mensaje de Javi creo que ya lo dijo en la presentación: de momento sigo siendo el entrenador y los resultados determinarán el veredicto. Yo voy a seguir haciendo mi trabajo hasta que me digan que no puedo seguir haciéndolo. Los chicos confían en el cuerpo técnico, mañana hay entrenamiento y seguiremos en la pelea”.
Con un bagaje de solo un triunfo en doce jornadas que lleva como técnico, el ex futbolista del Athletic ha analizado el partido, poniendo énfasis en la jugada del 1-1. Salado había adelantado a unos blanquirrojos que, de nuevo, no han podido mantener su ventaja: “Un error nuestro en inicio de jugada, en el primer minuto, nos condena. Hace que ellos empaten y no habían trascurrido ni dos minutos”. Después, los eventos se han precipitado: “Poco después, la acción de Jordi que ha podido suponer el 2-1 y no ha acertado y luego, la expulsión de Jaime Paredes ante un rival que tiene mucha movilidad”.
Sobre esa tarjeta roja, Larrazabal ha expresado su conversación con Paredes: “Él pensaba que le podía ganar la carrera a Antón Escobar, que es un jugador muy rápido en esas acciones. Él se queja de que hay una falta anterior en el forcejeo del delantero, desde donde estamos, no se puede ver. Si ya once contra once nos cuesta en los duelos, con uno menos, el trabajo del equipo tiene que ser defensivo y de salir a la contra”. Además, el técnico ha reconocido que la energía ya no daba para mucho más: “Venimos de entrenar toda la semana, no hemos tenido días de descanso y los chicos lo notan, más con uno menos. Hemos peleado, intentado conseguir los tres puntos y no lo hemos hecho”.
“Estrés diario” como gota malaya
“De actitud es el camino, por lo menos el creer y tener fe en el trabajo que hace el equipo. Luego, las tomas de decisión nos siguen lastrando mucho. Son los futbolistas los que están ahí abajo y viven con ese estrés diario, porque hay estrés diario”, ha expresado. Por eso, ha pedido a los suyos más trabajo, mantenerse “cabeza arriba” y pensar ya en la próxima cita, la visita al Unionistas (sábado 16:00). También ha reconocido el esfuerzo de sus jugadores, que han afrontado más de media hora en inferioridad: “Jordi ha acabado reventado, extenuado. Y a Javi Castellano lo he tenido que cambiar, porque tiene catarro y su pecho no daba para más”.
Con todos esos factores, Larrazabal ha saltado con cinco defensas para “protegerse y buscar más equlibrio”, para luego generar oportunidades con Jordi Escobar y Ferni. Otro problema, nuevamente, ha sido el no terminar jugadas: “Nosotros intentamos convencer al futbolista de que hay que terminar la jugada de la mejor manera posible y sobre, todo que no haya contragolpes”. Lo ha afirmado en referencia a acciones de la primera mitad en las que Escobar o Dani Garrido no se han animado a disparar. Quizá, nuevamente, la falta de confianza.
Una rémora que ayuda a que el equipo se sitúe con 26 puntos, provisionalmente a cuatro de la salvación. Sin embargo y en función de los resultados que se den, esa cifra podría aumentar hasta los seis o siete puntos. Y ese sería ya un terreno peligroso.
