Deportes

Gol en Las Gaunas: ‘Triste sensación de orfandad’

Golpe a la línea de flotación de la UD Logroñés, que pierde a su capitán Iñaki Sáenz al menos para lo que resta de temporada. Y así, desde el pasado domingo, a partir de ese minuto 57, una extraña y triste sensación de orfandad se ha instalado en el vestuario del primer equipo, ha calado en los despachos de la Ciudad Deportiva y ha llegado hasta unos aficionados que el domingo en Las Gaunas fueron muy conscientes de que Iñaki tenía algo grave.

Esa ovación escalonada, conforme el futbolista se retiraba por la banda de general hacia el fondo norte para luego superar la preferencia hasta el vestuario, significó el primer abrazo a un jugador que lo estará pasando mal. Porque esta grave lesión, esta rotura de su tendón de Aquiles, llega en el peor momento para él. Porque a nadie se le escapa que este próximo mes de abril va a cumplir 36 años, y que son muy pocos los jugadores que logran mantener un buen nivel físico en posiciones tan comprometidas como el lateral más allá de la edad que ahora mismo tiene el capitán de la UD Logroñés, más cuando llegan lesiones de esta gravedad.

Iñaki lo estaba consiguiendo. Seguro, por estar jugando en una categoría por debajo de sus prestaciones. Y también por el trabajo tan espectacular que lleva tiempo realizando. Estaba en forma, más seguro de sí mismo, más cómodo en el vestuario, más capaz de liderar el regreso a Primera Federación. Verlo entrenar los lunes junto a los que no compitieron el domingo anterior era un chute de ejemplaridad para todos los demás. Si Iñaki está junto a los descartados pese a haber jugado todo el partido significa que el capitán está, y que todos los demás deberán ir tras él, pero a su lado. Iñaki estaba con esa mirada de líder convencido en el trabajo que se está haciendo. Buscaba dobles figuras, tanto en goles como en asistencias, sabedor de que eso iba a redundar en beneficio del equipo para poner de nuevo el pie en la tercera división del fútbol español. Quería demostrarse a sí mismo que podía mantener el nivel al margen de la edad que aparece en su DNI.

Iñaki hizo recientemente el gol 700 de la entidad riojana.

Esta lesión llega en el peor momento para Iñaki. “No quiero retirarme así”, dijo el curso pasado tras el descenso de categoría. “Pero solo me imagino jugando con esta camiseta”, advirtió entonces en este medio. Carlos Lasheras y Diego Martínez le dieron mando en plaza. Recuperó los galones perdidos en proyectos anteriores. “Conmigo logró su mejor rendimiento, seguro que ahora lo va a volver a conseguir”, dijo el director deportivo el día de su presentación en Las Gaunas. El camino para esta temporada estaba trazado e Iñaki lo estaba consiguiendo atravesar. Hasta el minuto 57 del partido del pasado domingo en Las Gaunas. Chasquido y de repente todo cambia, en un derrumbe que debe ser controlado cuanto antes. La UD Logroñés, mientras Iñaki pasa por el quirófano e inicia su recuperación, precisa de líderes una vez que el líder natural -sus diez temporadas en el club, sus 323 partidos oficiales, sus goles, sus asistencias, sus impresiones, sus valoraciones, su dedicación más allá del terreno de juego…- no podrá estar en el lugar que le corresponde.

En el peor momento… también para su club, al que llegó en 2010 a prueba y ya se quedó para siempre, tanto cuando ha jugado como cuando ha estado en otros equipos. Iñaki es la UD Logroñés. No se entiende este club sin la aportación del capitán. Logró lo imposible, convencer a todos de que se debía ascender a Segunda.

Y ahora, cuando el equipo más lo necesita para intentar el ascenso al lugar que nunca debió perder, Iñaki no podrá estar por esta inoportuna lesión. Es una baja sensible. El único futbolista sin un recambio natural. Habrá que mover piezas para solventar esta situación deportiva.

Sarriegui, Iñaki y Titi, los tres capitanes durante esta temporada.

Carlos Lasheras y Diego Martínez decidieron no incorporar a un lateral izquierdo. Un gesto de amor, de confianza, de los más grandes que se pueden tener. Existen razones deportivas -y no sentimentales- para actuar así. E Iñaki venía demostrando que no se había sido un error. 26 partidos de liga, jugando desde el principio la Copa Federación. Solo se ha perdido en liga veinte minutos contra el Izarra, los que le faltaron de completar el pasado domingo ante el Barakaldo además de su ausencia por sanción ante el San Juan hace un par de semanas. El plan estaba saliendo bien. Hasta este chasquido en el tendón de Aquiles de su pie derecho. El problema ha llegado en el peor momento para Iñaki y para el equipo.

Es cuando surge entonces la triste sensación de orfandad, la de mirar ahora al lateral izquierdo y ver un panorama táctico complejo. Porque Iñaki lo había jugado todo, y estaba incrementando sus prestaciones de cara a la fase decisiva del torneo. Diego Martínez deberá sacar ahora a su mejor central del eje de la defensa para proteger ese espacio en blanco, y se quedará con solo dos centrales a la espera de que Titi se recupere de unos problemas físicos que no le dejan volver nunca a tiempo. El roto no es un simple descosido. Es una herida abierta en la línea de flotación de un proyecto que requiere ahora de jugadores capacitados para dar un paso adelante, en el terreno de juego y también en el vestuario.

Los cuatro riojanos de la plantilla.

Iñaki ya no estará en la casilla 16 del vestuario del primer equipo. Y aún así ya estará pensando cómo puede ser importante para ayudar en el ascenso junto a sus compañeros, los mismos que ya están apelando a la unidad para solventar esta ausencia. “Un motivo más para pelear”, ha indicado Kike Royo. “Aunque ahora sea desde fuera del campo nos seguirás guiando para cumplir el objetivo. Mucha fuerza, capitán”, ha señalado Jony.

Subir