La Rioja

Los testigos destacan la buena relación de la víctima con su presunto envenenador

FOTO: EFE/ Raquel Manzanares.

La mayor parte de los testigos que han declarado este martes en el juicio contra un hombre como presunto autor de envenenar al anciano que cuidaba han coincidido en señalar la buena relación que había entre ambos e, incluso, uno de ellos ha asegurado que le sorprendió la “afectividad” que expresaba el acusado hacia su víctima.

La Audiencia Provincial de Logroño ha acogido la segunda sesión del juicio con jurado contra este hombre, de 46 años, para el que el fiscal pide 23 años de cárcel por considerarle presunto autor de utilizar un líquido desatascador para envenenar al anciano al que cuidaba en agosto 2020 para heredarle, ya que días antes la víctima había cambiado su testamento a favor de su cuidador.

La defensa pide la libre absolución del acusado porque sostiene que la muerte se produjo por un suicidio del anciano y subraya la buena relación que unía a ambos.

FOTO: EFE/ Raquel Manzanares.

Por su parte, el sobrino del anciano ha declarado este martes que mantenía una relación normal con la víctima, por cuyo estado se preocupaba frecuentemente y si pasaba un mes o dos sin verle, le llamaba o preguntaba en el barrio por él; aunque vecinos de su tío han señalado que no conocían a ningún de sus familiares.

Ha asegurado que su tío fue a buscarle en junio de 2020 para decirle que tenía “un problema con un rumano”, momento en el que ha señalado al acusado; y que “le había dejado sin pagar un trastero y le había amenazado con romperle las piernas”. Sin embargo, después ha declarado la persona a la que la víctima tenía alquilado el trastero -que no es el acusado- y ha negado que amenazara al anciano, aunque ha reconocido que tuvo “unas palabras con él” cuando le dijo que tenía que dejar el trastero.

El sobrino también ha explicado que en el barrio le dijeron que su tío y el cuidador habían mantenido una discusión “porque le quería robar” (al anciano) y porque “le había propuesto ir al notario”.

Ha añadido que supo que a su tío le había dado un ictus después de que le llamara otro familiar, por lo que trató de localizarle dos días hasta que el acusado le contestó al teléfono para decirle que estaban en la playa de San Sebastián y que la víctima “estaba fumándose un puro y tomándose un copazo” y que “no quería saber nada de la familia”, lo que le extrañó.

También le extrañó que su tío se suicidara y que escribiera una nota antes en la que pusiera la expresión ‘le doy gracias a Dios’, porque “no era propia de él’.

“No se sentía amenazado”

Entre los testigos han declarado dos vecinos, uno de ellos ha asegurado que el anciano hablaba de sus sobrinos, pero no los vio nunca; y otro ha explicado que sabía que tenía familia, aunque creía que no le visitaban.

La camarera de un bar al que acudían el acusado y la víctima ha dicho que al anciano “se le veía a gusto, no daba la sensación de que se sintiera amenazado”.

El anciano sufrió un ictus un mes y medio antes de fallecer y en el Hospital San Pedro de Logroño recibió la visita de una trabajadora social, que le vio siempre acompañado del acusado, quien le cuidada y con el que tenía “una relación normal”. También ha dicho que alguna vez discutieron porque “el señor tenía mucho carácter”, pero “le cuidaba bien”; y ha asegurado que el anciano le comunicó a ella que “no quería tener relación con sus familiares”, que les llamaran.

Un médico del centro de salud al que acudía la víctima, que le vio pocos días antes de su muerte, ha indicado que le sorprendió la “afectividad” con la que el cuidador le trataba y no vio “temor” en el anciano.

El facultativo mantuvo una entrevista con el fallecido y la trabajadora social del centro de salud, quien ha declarado que el hombre les manifestó que se sentía bien cuidado y que había ido con el acusado al notario, “aunque no sabía a qué”.

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