“Febrerillo, el loco”, lo llaman, pero este mes, cada cuatro años, nos regala a todos un día más. Un día cargado de mitos y supesticiones. Los bisiestos, años de buenos augurios en países como Irlanda o de malos presagios como en Grecia. El hundimiento del Titanic, el estallido de la Guerra Civil Española, los asesinatos de Gandhi, Luther King o Lennon, pero también los Juegos Olímpicos, las Eurocopas, el descubrimiento de la penicilina o el Mayo parisino. Todos tienen el año bisiesto en común y el 29 de febrero es el protagonista indiscutible cada cuatro años.
Iván Blanco debería haber nacido a finales de marzo pero un mes antes las primeras contracciones anunciaron su llegada. “¿A que nace justo el 29 de febrero?”…, profetizó días antes su padre. Y dicho y hecho, el pequeño pradejonero venía al mundo hace 24 años justo ese día de más que cada cuatro años se explica por el hecho de que la Tierra no tarda 365 días en dar la vuelta al Sol, sino 365 días, 5 horas, 48 minutos y 46 segundos. Sólo el 0,27 por ciento de la población mundial nace ese día.
En casa de Iván realmente todos los años son bisiestos. “En cuanto terminan las campanadas mi tía tiene por costumbre ponerle en el calendario a febrero el día 29”. Es una de las tantas anécdotas que tiene Iván registradas por eso de nacer un día tan especial.
En su registro de nacimiento pone el 29 de febrero. No siempre es así para los nacidos ese día. “Mi madre recuerda que al niño que compartía habitación conmigo ese día en el hospital lo registraron el 1 de marzo, supongo que dependerá de la persona que te toque en el registro aunque a ella también le dieron esa opción pero se empeñó en que tenía que ser el 29”.
Y así llegaron los primeros cumpleaños. “De pequeño era una gozada porque celebrábamos el cumpleaños los dos días, siempre había regalos un día y el otro”. Las cosas con el paso de los años han cambiado aunque reconoce que “la gente suele acordarse del cumpleaños sin necesidad de mirarlo en el Facebook aunque más el año que es bisiesto, ese día se acuerda todo el mundo”.
Aún son muchos los que, los años que no son bisiestos ,intentan felicitarle justo a las doce de la noche que separan febrero de marzo. “Supongo que es por coincidir con esas horas de más que tiene el día”, dice Iván sin perder la sonrisa ante la curiosidad de una fecha de cumpleaños que este año se ha enterado que coincide con la del presidente del gobierno, Pedro Sánchez.
Recuerda que en el colegio “había compañeros que se mosqueaban cuando me felicitaban el 28 y decían eso de que no era mi cumpleaños. Yo, si tenía que elegir, siempre prefería celebrarlo el 1 de marzo”. Ahora los comentarios van siempre en la misma línea: “Las señoras que vienen al gimnasio siempre me dicen eso de qué mayorcito estás para haber celebrado sólo seis cumpleaños”.
De momento no ha tenido complicaciones con lo de su fecha de nacimiento en las administraciones. “Lo que sí me ha pasado ha sido que al mirarme el DNI en alguna discoteca han pensado que era falsificado por eso de que es una fecha un poco extraña”.
Él bromea siempre con la circunstancia: “Como siga cumpliendo años a este ritmo, no me jubilo en la vida”. Además, la fecha tiene otra coincidencia: “Cuando conocí a mi novia me contó que sus padres se habían casado también un 29 de febrero, así que hace cuatro años nos fuimos a un restaurante a celebrar las dos cosas. Este año supongo que haremos lo mismo”.
