Fotogalería

Logroño y Sevilla se dan la mano a los pies del Gólgota

Por más que el cantaor José Menese bautizase a Logroño como “la Andalucía del norte” en plena actuación en los ‘Jueves flamencos’, poco tienen en común la capital riojana y Sevilla. Sí, ambas ciudades crecen a orillas de grandes ríos, pero por el momento cuesta imaginar al Ebro como navegable y, más difícil todavía, como las puertas a las Indias de un imperio. Y sin embargo, ha sido al calor del incienso y la saeta donde ambas ciudades han hallado un vínculo tan sólido como la fe y la pasión que ponen todos los cofrades en todo cuanto hacen.

Tanto, como que la Hermandad del Santo Entierro de Sevilla ha entendido que Logroño tenía que ser el destino para seis de las tallas de su paso del Duelo en su primera salida de la capital hispalense. De este modo, desde este mismo sábado, al Cristo Yacente y la Virgen de la Soledad -dos de las imágenes icónicas de la Pasión en Logroño- les acompañan en la Capilla de los Ángeles de la concatedral de la Redonda las seis imágenes talladas por Juan de Astorga en el siglo XIX: San Juan Evangelista , José de Armiatea, Nicodemo y ‘las tres Marías’: María Magdalena, María Salomé y María Cleofás.

La histórica exposición de Logroño -que puede visitarse hasta el 9 de marzo, todos los días de 17:30 a 20 horas (los fines de semana también de 11 a 14 horas)- hunde sus raíces en la muestra organizada en el otoño de 2022 por la Hermandad del Santo Entierro de Sevilla con motivo del 775º aniversario de la reposición del culto cristiano en la ciudad, tras la toma de la ciudad a manos de Fernando III.

Entonces, la talla y la urna del Santo Sepulcro cruzaron por primera vez las fronteras de La Rioja para poner rumbo a Andalucía, donde la Sevilla cofrade las recibió con una gran expectación justificada en que la urna del Sepulcro logroñés constituye una réplica de la original sevilla, destruida durante la invasión francesa del siglo XIX. Ahora, un año y medio después, son la Cofradía del Sepulcro y la Hermandad de Cofradías las que ejercen de anfitrionas en una histórica visita para la Semana Santa hispalense.

Por si la conjunción de las tallas de la Semana Santa de Sevilla y Logroño no resultase suficientemente atractiva, la muestra en la Capilla de los Ángeles servirá también -a partir del 11 de marzo- de escenario para contemplar por primera vez la restauración del manto de la Virgen de la Soledad (el único bordado en la Semana Santa de la capital riojana), diseñado en 1949 por Francisco Rodríguez Garrido y manufacturado por las Madres Adoratrices.

Una joya del patrimonio cofrade nacional

La urna del Santo Sepulcro de Logroño constituye una de las grandes joyas del patrimonio cofrade de España. Diseñada por Blas Martínez de Obregón y materializada por Sebastián Ramírez y Antonio Ferrel a finales del siglo XVII, está manufacturada con palosanto, boj, caoba, carey, plata y cristal.

Tanto el Sepulcro como la talla del Cristo Yacente (ambas, de 1693) se pueden contemplar en la concatedral de Santa María de la Redonda de Logroño y conservan el legado del capitán  Gabriel de Unsain, donado en 1694 para establecer la función del Descendimiento el Viernes Santo.

 

Natural de Logroño pero residente en Sevilla -donde murió en 1698-, lo más probable es que Gabriel de Unsain tomara como referencia las nuevas piezas artísticas que estaba disponiendo la cofradía hispalense del Santo Entierro, gracias al impulso del presbítero Manuel González de Contreras, estrenadas en la estación de penitencia de 1693.

La escritura de donación no indica el nombre de los artistas a los que se encargaron las imágenes ni la urna, pero Unsain asegura haberse valido “de los más primorosos artífices de estos reinos, los cuales, y cada uno de por sí, han ejecutado todo con el primor que ha podido ser dable, en que ha tenido de costa todo ello muy crecida suma”. Sin aventurar demasiado es posible afirmar que el conjunto se fue conformando progresivamente, según se iban encargando las diferentes piezas.

De acuerdo con una hipótesis razonable, en primer lugar, se encargarían la talla del yacente y la imagen de la Virgen de la Soledad -probablemente en Sevilla-; luego, la urna -cuya labor de ebanistería se realizó en Valladolid- y se completó, quizás, ya en Logroño con los adornos de plata.

Foto: EFE/Raquel Manzanares

“La hechura del Santo Cuerpo de Jesús crucificado de cuerpo entero” responde a la necesidad de po-derse emplear bien como un Cristo crucificado, convenientemente fijado a la cruz por cuatro clavos, o bien como yacente depositado en la urna. Podía contemplarse, por tanto, expuesto verticalmente en la cruz, o bien horizontalmente en el sepulcro, como se contempla en la actualidad. Se trata de una talla de excelente factura y policromado que, sin autoría conocida, puede relacionarse con el taller de Pedro Roldán.

Por lo que respecta a la urna, se trata de una pieza soberbia, tanto por su exquisita factura como por la riqueza de los materiales empleados. Ruperto Gómez de Segura la describió así en su clásica obra ‘Las parroquias de Logroño’: “Es una caja prismática rectangular de madera rica y chapeada de concha en las superficies planas, con molduras negras y aplicaciones de bronce, franqueada en las aristas verticales por columnillas salomónicas de capitel corintio en bronce y terminadas en pedestalitos para jarritas con flores de plata. En estos remates encaja la tapa de forma tumbada y todo el conjunto está cerrado por cristalería fina. La escultura de Cristo Muerto es de las buenas de su tiempo por su modelado y pintura de encarnación. Todo es notable de proporción, buen gusto y riqueza».

FOTO: Jaime Ocón.

Relacionada anteriormente con modelos sevillanos por sus similitudes morfológicas, según ha demostrado documentalmente Fermín Labarga, se trata de una pieza elaborada en Valladolid en 1693, con traza de Blas Martínez de Obregón, escultor y arquitecto de retablos con taller abierto en la capital castellana. La labor de ebanistería la realizaron los maestros Sebastián Ramírez y Antonio Ferrel. Con todo, no cabe descartar que el propio Gabriel de Unsain proporcionara algún modelo basado en la magnífica urna de la cofradía del Santo Entierro de la ciudad de Sevilla, ejecutada por Francisco Humanes Padilla y estrenada en la procesión de aquel mismo año.

Subir