Desde el punto de la mañana -en términos urbanos- el agro riojano ha modificado la rutina de un Logroño que ha vuelto a empatizar con sus agricultores y ganaderos. Dos millares de manifestantes han recorrido la distancia que separa el Palacio de los Deportes del edificio de la Delegación de Gobierno en El Espolón en una marcha de chalecos amarillos que se han desarrollado con absoluta normalidad. Así ha sido durante toda la jornada, salvo un momento complicado en la confluencia de la calle Huesca con República Argentina que se ha saldado con unos cuantos empujones, bastante nerviosismo, y un punto de frialdad por parte de la Policía Nacional para que el asunto no llegara a mayores.
La ruta de la indignación agro ha hecho un primer alto en el camino para reunirse con Gonzalo Capellán, presidente del Gobierno de La Rioja, que ha defendido que seguirá estando del lado del campo, y ha parado finalmente frente a la Delegación de Gobierno. La intención en todo momento era elevar sus demandas al Gobierno de España a través de su representante en la región. Beatriz Arraiz, delegada del Gobierno de España en La Rioja, finalmente ha aceptado reunirse con el agro riojano y ambas partes se han sentado en una misma mesa para exponer sus respectivas situaciones.
De ahí ha salido un acuerdo para trasladar las demandas del campo riojano al ministro del ramo, objetivo que se habían marcado los manifestantes desde el punto de la mañana para regresar a las seis de la tarde a sus zonas donde seguirán, eso sí, con una movilización que de momento no parece tener fin.
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- EFE/Fernando Díaz
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