La Rioja

De Navarrete a Senegal: Celes y Alicia viajan “con cien kilos de alegría e ilusión”

Celes y Alicia viajan “con 100 kilos de alegría e ilusión”

Las maletas ya están preparadas. Un par de detallitos y, a cerrar. Este viernes, a las 9 de la mañana, la aventura vuelve a partir desde Navarrete para llevar a Senegal cien kilos de alegría e ilusión. Celestino Alonso y Alicia Garrido, hospitaleros del albergue de peregrinos ‘El Cántaro’, viajan esta vez con su hija Irene y un vecino entomólogo del municipio riojano. Estarán diez días. “Después comienzan allí las elecciones y desde el Consulado nos han recomendado no quedarnos”.

Con este ya van seis años en los que el matrimonio viaja hasta el país africano. “Más otros dos que nos quitó la pandemia”. Todo empezó en 2017. Varios amigos del Camino de Santiago que cuentan con albergues viajaron hasta Senegal y cuando llegaron a Saly se les cayó el alma a los pies. “Es una ciudad muy turística y te encuentras cada dos pasos a niños abandonados mendigado con un tarrito de plástico para conseguir un puñado de arroz o garbanzos”, recuerda Celes.

Celes y Alicia, en uno de sus anteriores viajes a Senegal.

A la vuelta, José y Marta, una pareja sin hijos que viajaron con el matrimonio riojano, dijeron a Celes: “Tenemos que hacer algo con esos niños”. Al año siguiente volvieron, y al siguiente… En su segundo viaje les pagaron la comida para todo un año, pero seguían mendigando, así que decidieron comprar un terreno en un pequeño pueblo, Malicounda, con la intención de que salieran de Saly y dejaran de mendigar. “Les prometimos construirles un hogar con la condición de que fueran a la escuela, al médico y aprendieran lo básico además de español y francés”. Por supuesto, la escuela y los servicios médicos también correrían por cuenta de este grupo que conformó la ONG Hospitaleros Sin Fronteras.

Durante estos años han ido creciendo gracias a la colaboración y el cariño de personas como Celes y Alicia. Los alrededor de setenta peques repartidos en dos daaras (las casas donde se encuentran los menores con todas las condiciones de baños y duchas), están felices en su nuevo hogar y las obras han culminado esta semana con la inauguración de la luz en el poblado. “Otro voluntario de la ONG, un chico de Zaragoza, les ha colocado varias placas solares y ya tienen luz. El agua se la llevamos desde Malicounda”. Y ahora están esperando como agua de mayo a que lleguen los riojanos para estrenar las nuevas literas y colchones que, por cierto, se han comprado con los 7.000 euros que el Ayuntamiento de Navarrete les ha donado.

El viaje que emprenden este viernes en el que se trasladan unas dieciséis personas es, si cabe, más especial. “Tras concluir las obras para los niños hemos comprado otro terreno para hacernos nosotros una casita para cuando vamos”, explica Celes emocionado. Y es que esta historia no solo se cuenta una vez al año con estos viajes programados. “Mantenemos el contacto con los peques todas las semanas vía WhatsApp gracias también a Mohamed, el hombre que vive con ellos y los cuida”.

El camino hasta llegar aquí no ha sido fácil. Los hijos de Celes y Alicia les preguntaron tras su primer viaje si sabían dónde se estaban metiendo. Y es que, tal y como cuenta el hospitalero de Navarrete, “hasta que la Administración y el Gobierno te dan el alta de forma legal, a la ONG me refiero, todo el dinero fue de nuestro bolsillo. El papeleo y la burocracia se ha dilatado en el tiempo, y ha sido muy duro empezar de cero”.

Pero esto se olvida cada vez que ponen un pie en la aldea. “Nada más vernos todo son besos, abrazos, lloros, risas. En definitiva, felicidad”. Porque como dice Celes, si piensas en cómo estaba y en cómo podían estar… “Muchos de ellos, buscando algo mejor, pierden la vida en las pateras, así que hay que darles un aliciente para que no se vayan de su país. En realidad es donde mejor están porque con poco son felices. ¿Qué necesidad tienen de jugarse la vida?”.

Este viernes, en el aeropuerto, se cruzarán con otro grupo que regresa ahora de Senegal. “Nosotros somo el último grupo de la ONG que vamos. Somos unos dieciséis”. La mayoría de ellos son hospitaleros del Camino de Santigo, “pero otros se han ido uniendo cuando han conocido la iniciativa”.

En la maleta, amor a raudales, ropa que les ha donado gente Navarrete y del colegio Divino Maestro de Logroño, material escolar y material sanitario. Más de cien kilos de vida que llenan el corazón de la gran familia que ha formado Hospitaleros Sin Fronteras.

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