La Rioja

La UNIR da herramientas a los padres ante el consumo de pornografía entre los jóvenes

La ‘Guía para familias: adolescentes y uso de pornografía’ muestra las consecuencias negativas del consumo de pornografía entre la población infantojuvenil y ofrece herramientas e ideas prácticas a los padres para prevenir su utilización problemática.

Esta guía, elaborada desde la evidencia científica y la práctica clínica de profesionales sanitarios, ha sido desarrollada por el Instituto de Transferencia e Investigación de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR), junto al Colegio Oficial de la Psicología de Madrid y la Asociación Dale Una Vuelta.

La investigadora principal del grupo de investigación en Adicciones Comportamentales (GIAC) de UNIR, Gemma Mestre-Bach, ha afirmado este miércoles que “existen múltiples factores por los que un adolescente inicia el consumo de pornografía”.

Algunas de las consecuencias negativas del uso de la pornografía pueden ser “expectativas e ideas irreales sobre la sexualidad, imitación de conductas sexuales de riesgo, excesiva preocupación sobre la imagen corporal, cosificación de la mujer y desigualdad entre los roles o el consumo de contenido violento”, ha añadido en una nota de UNIR.

Los últimos estudios revelan que la edad media de consumo de pornografía se sitúa en los 12 años, aunque la exposición ocurre a edades cada vez más tempranas, con niños que tienen su primer contacto con la pornografía online entre los 9 y los 11.

Además, sus datos indican que el 17,4 por ciento de los adolescentes entran en contacto con la pornografía de manera involuntaria a través de pop ups, anuncios, videojuegos u otros dispositivos.

La edad de acceso a dispositivos móviles con internet se adelanta a los 11 años y el 62,5 por ciento de los adolescentes de entre 13 y 17 años han visto pornografía alguna vez en su vida.

Accesibilidad, anónima y asequible

Por su parte, la investigadora de GIAC-UNIR Giulia Testa ha añadido que este acceso se facilita a edades cada vez más tempranas gracias a las tres ‘a’: “accesibilidad”, dado que cada vez más fácil obtener estos contenidos, de una manera “anónima” y muy “asequible” económicamente.

“Aunque el consumo de pornografía puede empezar como algo recreativo o accidental, su uso repetido puede derivar en un problema clínico”, según el psicólogo de la Asociación Dale Una Vuelta e investigador de UNIR, Alejandro Villena-Moya.

Ha señalado que pueden ser comportamientos indicativos de un uso problemático de pronografía el que un joven tienda a aislarse y permanecer hasta altas horas de la noche en internet, si protege en exceso sus dispositivos y el contenido que ve o si presenta dificultades para identificar y regular sus emociones.

Por su parte, el decano del Colegio Oficial de la Psicología de Madrid, José Antonio Luengo, ha afirmado que, “debido al fácil acceso de los adolescentes a contenido sexualmente explícito en los medios de comunicación y en internet”, cada vez más familias se enfrentan al reto de abordar conversaciones con sus hijos y “muchos no están preparados”.

Por ello, no hay que subestimar el consumo de pornografía entre los menores, ya que “si tenemos en cuenta la gran disponibilidad de imágenes sexualmente explícitas en internet, es fácil tropezar con este tipo de contenidos de forma involuntaria”, ha indicado.

Ha recomendado hablar con los hijos alrededor de los 9 años, cuando ocurren los primeros contactos accidentales; ya que “si estás abierto a hablar del tema y transmites confianza y transparencia sobre el tema, es más probable que tu hijo te busque cuando tenga alguna duda antes de hacerlo en internet”.

También ha destacado que, antes de hablar sobre pornografía, hay que hacerlo de educación afectivo-sexual unos años antes.

Dar ejemplo

Entre las claves para prevenir el uso problemático de la pornografía, la guía detalla la necesidad de dar ejemplo, dado que establecer una norma tiene mucha más potencia si se dispone de un modelo de comportamiento saludable.

Observar los hábitos de los hijos para evitar las exposiciones no deseadas que pueden ocurrir en el hogar y usar controles parentales en todos los dispositivos con acceso a internet son otras de esas propuestas, como regular la cantidad de tiempo que los jóvenes utilizan esos dispositivos y ubicarlos en espacios comunes para evitar el consumo de pornografía de forma anónima.

Poner normas en el uso de los dispositivos ayuda a reducir el riesgo de exposición a la pornografía y facilita una utilización adecuada de los soportes digitales.

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