La Rioja

Momentos que dejan huella: quince invidentes coronan las cimas riojanas

En esta vida los límites los pone cada uno y así lo ha demostrado el grupo de montañeros MAU (Montañeros Amigos Unidos) de la ONCE Delegación Territorial de Cataluña coronando dos picos riojanos que superan los dos mil metros, el San Lorenzo (2.271 metros) y Cabeza Parda (2.106 metros).

Quince invidentes y deficientes visuales acompañados de sus perros guías y de cinco voluntarios han sido recibidos este fin de semana por otro grupo de guías riojanos coordinados por Valentín Lázaro y David Martínez. No era su primera visita a la región, ya que el año pasado ascendieron al Monte San Lorenzo, al igual que en esta visita, en la que además ha participado el equipo de Montaña Roypa Plaza de Ezcaray, organizadores del Trail Picos de la Demanda y encargados de guiar la ruta de subida de esta expedición.

El sábado fue el día de la ascensión a los picos. El primero en ser coronado fue Cabeza Parda, donde las condiciones climáticas complicaron la subida. El fuerte viento y el intenso frío hicieron que ascender al Monte San Lorenzo fuera imposible. “La nieve en los picos y el riesgo de hielo tornaban peligrosa la subida y mucho más la bajada”, asegura Lázaro.

Aunque el propósito principal se vio en parte truncado por la climatología, el fin de semana dio para mucho más. El viernes, la excursión a La Rioja comenzó con una comida en la Sociedad Palacio Herrerías a cargo del cocinero invidente Ángel Palacios y su equipo Cocinando a Ciegas. El chef, natural de Logroño, elaboró un plato típico riojano y ofreció una charla sobre su experiencia.

Una vez finalizada la comida, el grupo se trasladó a Santo Domingo de la Calzada donde se hospedaron en el Albergue Cofradía del Santo las noches de viernes y sábado. El restaurante elegido para las cenas de esos días fue La Piedra.

La estancia en La Rioja terminó el domingo con una visita al Museo de la Cultura del Vino de Briones. “En Dinastía Vivanco pudimos comprobar su accesibilidad y su compromiso con las personas con discapacidad”.

“Experiencias como la de este fin de semana dejan una profunda huella tanto en las personas que desinteresadamente ofrecen su tiempo y ayuda a los demás, como para las personas que, sin la ayuda de estos voluntarios, no podrían vivir este tipo de experiencias con la intensidad que se merece”.

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