La Rioja

La comunicación correcta del cambio climático, un desafío para científicos y juristas

Comunicar de forma correcta qué es el cambio climático y qué consecuencias tiene es un desafío para los científicos y para los juristas, que en muchos casos no consiguen hacerlo bien y eso causa problemas y efectos contrarios a los que se quieren conseguir.

Así lo han reconocido los participantes este jueves en la mesa de debate con la que ha comenzado el XVI Seminario de Lengua y Periodismo ‘Cambio climático: lenguaje y comunicación’, organizado por la Fundación San Millán de la Cogolla y la Fundación del Español Urgente FundéuRAE, formada por la Real Academia Española y la Agencia EFE.

La directora científica del Centro Vasco para el Cambio Climático, María José Sanz, ha reconocido que los científicos trabajan en todos los campos con “un principio de incertidumbre” porque “cada día llegan datos nuevos”, pero “a la vez, de cara al ciudadano, eso crea un problema de credibilidad”.

FOTO: EFE/ Raquel Manzanares.

Por ello, ha abogado porque los científicos “avancen también en entender cómo funciona la sociedad” y “contextualizar cada concepto en cuestiones culturales y sociales” para, “así, buscar la mejor solución”, que, en campos como el cambio climático, “no siempre es la mejor solución técnica”.

Además, “los propios científicos deben tener un lenguaje que les permita entenderse entre ellos”, ya que “hay ocasiones que quienes provienen de contextos culturales diferentes dicen lo mismo pero no se entienden”.

“En parte, todo está ligado al lenguaje, cómo se usa y cómo lo utilizan las diferentes disciplinas” y, “quizás, para hacerlo de la forma correcta, hay que regresar a materias como la semántica o la ontología, para que los científicos se entiendan entre sí”, ha concluido.

Hacer comprensibles las leyes

La catedrática de Derecho Administrativo de la Universidad del País Vasco, Blanca Lozano, ha reclamado a los legisladores “un esfuerzo para que las leyes sean comprensibles” y “en derecho ambiental no lo son en absoluto”, ha subrayado.

FOTO: EFE/ Raquel Manzanares.

Así, ha explicado que en leyes o sentencias sobre cuestiones medioambientales, “encontramos textos poco claros, párrafos excesivos, redundancias, perífrasis, frases hechas, abuso de gerundios y anglicismos”, entre otros elementos que dificultan su comprensión.

“Es cierto que el cambio climático es un problema complejo y, sobre todo, económico” porque “es muy difícil cumplir objetivos como la neutralidad de emisiones (para 2050 en la UE) sin producir un cataclismo” y “las normas no pueden regular esta situación por sí solas”, ha indicado.

Una carta a los Reyes Magos

En la misma línea, Andrés Betancor, catedrático de Derecho de la Universidad Pompeu Fabra, cree que “la contribución que puede hacer el derecho para resolver esta cuestión es testimonial” porque “es un problema que se nos escapa de las manos”.

FOTO: EFE/ Raquel Manzanares.

Ha explicado que él ha realizado un análisis de la Ley de Cambio Climático española y ha comprobado que, “en realidad, es una especie de construcción de un relato en el que se habla de transformación social, transición justa y otros términos para los que no está el derecho”.

“Necesitamos leyes más modestas”, dado que, de lo contrario “pueden convertirse en un alegato, en una carta a los Reyes Magos” y, “además, no podemos caer en el engaño de que con aprobar una ley se soluciona el problema, porque la realidad es la contraria, se multiplica”, ha defendido.

Un planeta invernadero

La catedrática de Paleontología en la Universidad de Zaragoza, Laia Alegret, ha abierto la sesión con una intervención en la que ha explicado, en base a estudios científicos, el cambio climático “porque no sé si realmente lo estamos comunicando bien”.

Ha detallado que el estudio del registro geológico desde 1958 revela que la atmósfera actual tiene 421 partes por millón de CO2, la cifra más alta no solo de ese registro, sino de todas las investigaciones que se han realizado sobre datos de hace millones de años, a través de burbujas de aire extraídas del hielo antártico.

FOTO: EFE/ Raquel Manzanares.

Así, “tenemos la concentración más alta de CO2 y también la temperatura más alta”, que es una media de 1,4 grados más que el siglo pasado, ha incidido.
No obstante, ha admitido que, al estudiar el clima en periodos largos, se observa que hace 35 millones de años “el planeta empezó a enfriarse” porque “antes era un planeta cálido, denominado invernadero” porque “se había producido una emisión masiva de gases de CO2 y eso había provocado la desaparición de algunas especies y la migración de otras”, con lo que, “incluso, había animales tropicales en el ártico”.

“Ahora ya estamos emitiendo más gases de efecto invernadero que antes y en periodos muy cortos”, ha dicho, con lo que “nos acercamos a lo que ocurrió en ese momento y ya tenemos modelos que muestran la proliferación de algas tóxicas o la extinción de pequeños invertebrados marinos” que hacen que “el pescado que los come tenga menos proteínas y menos ácidos grasos”, por lo que “el cambio climático ya nos afecta”.

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