Agricultura

El oro rojo resiste en La Rioja

Plantación de azafrán en el término de Agoncillo

Leticia Zorzano ha sabido buscar un buen nicho de mercado dentro del campo, al que se viene dedicando desde siempre. Ingeniera agrónoma de formación, las viñas y los almendros en la zona de Agoncillo y alrededores han formado parte del sustento familiar y ahora también del suyo, pero hace un tiempo quiso darle un giro al timón y apuntar hacia un cultivo poco extendido en La Rioja. Así, se ha convertido en la única agricultora que gestiona una explotación de azafrán en La Rioja. El oro rojo, una apelación bien atribuida sabiendo que por un gramo se pueden llegar a pagar hasta 10 euros, ahora ocupa gran parte de su tiempo, especialmente en estas fechas en las que se encuentra inmersa en plena faena de recolección. Una recogida que se ha de hacer en las primeras horas de la mañana para que el sol no marchite la flor.

En una finca próxima al casco urbano de Agoncillo Zorzano apura las últimas jornadas de trabajo después de más de dos semana agachándose para, con mimo y cuidado, recoger cada una de las flores que traen los bulbos. Cuenta con dos parcelas en ecológico que juntas sumarán la hectárea de terreno y que fueron plantadas el año pasado, por lo que todavía tienen que llegar a su momento de máxima producción que suele producirse al tercer año, cuando los bulbos son mayores y los rendimientos medios rondan los 10 o 12 kilos por hectárea. Eso sí, esta cantidad cada vez va más a la baja.

Esta vez la campaña se ha retrasado un poco a causa de las bajas temperaturas, pero las expectativas son positivas para esta agricultora que dio sus primeros pasos con el azafrán hace algo más de diez años a raíz de un ensayo experimental de campos demostrativos de la mano de la Consejería de Agricultura. Si el año pasado (con apenas producción por ser el primero de plantación) unos dos kilos de azafrán, este año confía en duplicar la cosecha. El azafrán prefiere los suelos pobres y capaces de drenar bien la humedad, pero la sequía de este año también le ha dejado huella, aunque sin graves daños gracias a que dispone de un sistema de riego. Una sequía que también ha marcado el devenir de la producción en el resto del país.

Producto autóctono que apenas sale del término municipal de Agoncillo desde la recolección hasta su distribución. Y es que el pequeño obrador que tiene en la plaza del municipio, exactamente enfrente del Castillo de Aguas Mansas que le da nombre a su negocio, es donde manipula las flores, extrayendo los pistilos (esas hebras rojas tan cotizadas) y almacenándolos para aislarlos de la humedad y otros factores externos que puedan alterar su aroma y sabor únicos. De ahí ya están listos para ser enfrascados en pequeños botes de cristal de medio, uno y cinco gramos y comenzar el viaje por restaurantes, tiendas y comercios especializados de La Rioja y del país, sin perderse una sola feria agroalimentaria.

La exportación, aunque Leticia reconoce que es en otros países donde más se conoce y se valora este producto, todavía no se encuentra entre sus planes. “Aunque todo dependerá de la rentabilidad”, asegura. “Clientes no me faltan e incluso voy incorporando alguno que otro nuevo porque también he incrementado la producción, aunque sí que la tendencia general en el país es de un menor consumo. Creo que falta conocimiento. Además, aquí en España cada vez hay menos productores que apuesten por este cultivo por lo que la competencia también es menor y también la oferta de producto”. Eso sí, nada tiene que ver los precios entre los que oscila en azafrán en España con los que se ven en los mercados internacionales, donde el gramo puede costar entre seis y ocho veces más caro.

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