Fernando Ezquerro cifra su preocupación sobre el sector del vino en diez sobre diez. «Va a ser siempre así. Aunque esto vaya de maravilla, siempre va a ser diez. Este es un puesto maravilloso, un honor y un orgullo, pero te quita el sueño», señala, reconociendo que cuando cogió las riendas de la Denominación de Origen Calificada (DOCa) Rioja sabía que iba ser complicado, «pero no tanto». Recién terminada la vendimia 2023, Ezquerro analiza la actualidad y el momento que vive Rioja. «Mi preocupación pasa por que el sector siga mejorando, tenga rentabilidad y tome sus decisiones libremente».
– Recién terminada la vendimia 2023, ¿qué balance hace el Consejo?
– Ha sido una vendimia complicada, marcada primero por la sequía y las temperaturas altas; y, en medio, las lluvias. Creo que al final la cosa ha ido bien porque dejó de llover y el tiempo se estabilizó. En Rioja hay grandes profesionales, tanto en la viticultura como en las bodegas, y lo que han hecho ha sido sacar el mayor partido a las uvas que han entrado. Estoy convencido.
– Esta cosecha se ha implantado un nuevo sistema de monitorización del viñedo con inteligencia artificial (IA). ¿Qué resultados ha dado?
– Hemos intensificado la calidad a lo largo de todo el proceso. Lo primero que hemos conseguido es monitorizar el cien por cien del viñedo de la DOCa, que era una de las quejas de la gente a las que aleatoriamente les tocaba inspección, y esto te da mucha más información. Lo segundo es que se han notificado, evidentemente, más desviaciones que cualquier otro año por esa monitorización de todo el viñedo. Las cartas son una ayuda para los viticultores que, mayoritariamente, la han agradecido en el sentido de que les ha venido una información sobre un posible problema de incumplimiento de condiciones. Lo que han hecho es tirar uva, que suena mal, pero es tirar uva para adecuar la cosecha a la producción que exige la calidad y conforme a las normas aprobadas. Después, con el tiempo y las lluvias que han venido, el trabajo que se ha hecho desde el Consejo informando y desde los viticultores descargando uva ha sido bueno para la calidad final.
– El siguiente paso, además de la monitorización, es la capacitación del nuevo panel de cata.
– Se están ampliando catas y se está catando cada día más producto terminado. En definitiva, el trabajo continuo de una denominación que va a cumplir 100 años en busca de la máxima calidad, que es lo que nos mueve como Consejo Regulador. Por eso se ha implantado una nueva metodología de control de calidad sensorial para los vinos de la DOCa, que conllevará la mayor capacitación y cualificación de los integrantes del panel de cata. Se ha hecho un trabajo exhaustivo de formación durante dos años con ellos y de las 230 personas que entraron a formar parte del proceso, finalmente sólo lo integrarán 150. En definitiva, hemos intensificado los controles de la calidad y hemos aumentado la exigencia.
– Decía que el agricultor lo había agradecido, pero también hubo quejas. ¿Falta todavía entender el sistema? ¿Se van a implementar mejoras?
– Los sistemas nuevos a todos nos asustan y que nos manden una carta también. A mí me llegó la mía y a todos nos asusta porque a nadie nos gusta tomar decisiones cuando ya es verano. Al final, tenemos que contemplar la posibilidad o el escenario de que en el mundo se consuma menos vino, pero los consumidores reclaman uno mejor. Van a querer pagar más por ese vino, pero van a exigir un producto de calidad diferenciada y es en lo que estamos trabajando desde el Consejo: en ayudar a los productores y en ayudar a las bodegas a mejorar la calidad de su producto y la calidad de la uva, que al final revierte en la calidad del vino.
– El debate entre la cantidad y la calidad sigue candente. Vemos el arrastre de vendimia y se rozan los cuatrocientos millones de kilos recogidos.
– Han sido 383 millones de kilos. Si lo dividimos entre 67.000 hectáreas (5.700 kilos por hectárea), vemos que aquí hay cantidad porque hay muchas hectáreas. No nos podemos comparar con otras denominaciones que producen más que nosotros por hectárea, aunque hay alguna que pueda producir menos. Es verdad que tenemos un volumen de hectáreas grande y un volumen de producción muy grande, pero Rioja vende tanto como las cuatro denominaciones siguientes en vinos tranquilos y, en valor, hacen falta las cinco denominaciones siguientes en España para generar lo mismo que Rioja. Eso se hace con tamaño y con una marca referente a nivel internacional. Además, las producciones están muy controladas y creo que el viñedo está muy controlado. Hay que incidir en eso.
Este sistema te tiene que dar rentabilidad porque el agricultor sabe que va a tener que producir menos los próximos años, pero espero que las bodegas, y lo hemos dicho desde la Interprofesional, cumplan la Ley de la Cadena. Es una gran ley y hace que todo el mundo sepa que el que la parte del otro lado de la mesa también tiene que vivir de este modelo de negocio. Además, egoístamente para las bodegas, también estoy convencido de que nadie va a ser capaz de producir tan buena uva a un precio tan razonable.
– Esta vendimia ha habido denuncias, al menos en los medios de comunicación, sobre bodegas que incumplían esta ley. ¿Tienen constancia en el Consejo?
– Los viticultores que crean que no se cumple tienen que acudir a los estamentos que se encargan de eso. En este caso, el Gobierno de La Rioja. Nosotros como institución lo que queremos es que se cumpla, que los 14.000 viticultores vivan de sus viñas como lo han hecho durante estos últimos años. Aquí, la mayor parte de los agricultores tienen una relación estable con las bodegas y creo que en más del noventa por ciento los casos la relación es fluida, normal y no hay grandes desavenencias. Sí es verdad que puede haber bodegas que, en esta en esta vorágine y en esta crisis que tenemos en el sector del vino a nivel global, sobre todo el tinto, quieran aprovechar e ir a pescar en río revuelto, aunque la mayor parte de las bodegas no lo harán.
– Hablábamos de que hay muchas hectáreas y cada vez suena más la posibilidad de arrancar viñedo. ¿Vamos a ver esa situación en Rioja?
– Espero que no. Rioja es la única denominación de España que ha mantenido la limitación de plantaciones desde el 2016. El Consejo lo que está intentando es no dejar a nadie atrás. Es nuestra gran base. Muchas veces no damos valor a la relevancia que tiene el sector en esta región y las cifras hablan por sí solas. Vi una información hace poco de otra denominación por la que estaban maravillados al haber vendido en exportación 882 millones de euros. Nosotros doblamos esa cifra y estamos en un rinconcito del país sin ser el gran viñedo de España. Somos muy críticos y generamos demasiado ruido desde dentro. Tenemos que evitarlo porque al final somos un producto aspiracional y necesitamos continuar construyendo valor en torno a él.
– Todos estos problemas vienen por un desequilibrio en el mercado que empieza en 2017-2018. ¿Cómo lo solucionamos?
– Vendiendo más. Ahora mismo, lo que se consigue con las medidas como los rendimientos y la transformación es parar el tiempo, parar el crono, pero tenemos que vender más. Tenemos 14.000 viticultores que tienen 67.000 hectáreas de viñedo y para que todos sigan en esta rueda tenemos que vender más. Rioja sigue haciendo promoción con diez millones de euros y no ha bajado su presupuesto. Pero repito, lo que más perjudica a nuestra marca es el ruido negativo que sale de aquí. En otras regiones no hay ruido negativo aunque haya problemas y tan gordos o más que los que podemos tener aquí. Aquí somos expertos en dispararnos a los pies y, sorprendentemente, hay mucha gente que tiene Síndrome de Estocolmo y que desde dentro de la denominación compra el discurso de los que disparan contra Rioja. A mí me parece que es un discurso peligroso y desde luego nocivo para los viticultores, para las bodegas y para la economía de esta región. Una denominación no es un proyecto empresarial ni político.
– Supongo que alude a lo manifestado recientemente por la asociación Bodegas Familiares de Rioja (Provir), que ha abandonado el Pleno del Consejo Regulador -siguen dentro de la denominación-.
– Yo creo que es un error marcharse de la mesa donde se toman las decisiones. En 2004, que yo no estaba pero gente de Provir sí, se tomó un acuerdo por la representación del sector y fue un acuerdo muy complicado de alcanzar, fue por unanimidad, donde se decía que tú estás en esta mesa por las hectáreas que representas y por las botellas que vendes (con un valor baremizado por los jóvenes, crianzas, reservas y grandes reservas).
Es un error porque ha hecho daño a la imagen de la denominación. Además, es un error porque es más fácil tomar decisiones y cambiar la representatividad y aquello con lo que no se está de acuerdo desde dentro que desde fuera. Y repito, aquí en este caso, estamos hablando de representatividad. La representatividad está marcada por las botellas y por su valor, según su categoría, y está marcada por las hectáreas. Cuando cambias eso para tener tú más peso es porque otra asociación va a perder peso. Por tanto, tendrás que ponerte de acuerdo con esa asociación porque, además, necesitas el 75 por ciento de los votos para modificar los estatutos. Han hecho una pataleta y el problema de la pataleta es que daña realmente a la denominación. Espero que con el tiempo reconduzcan el tema y espero que se modifiquen los estatutos, aunque ahora mismo va a aparecer que estamos con la espada de Damocles. Hasta hace poco la modificación de estatutos iba a ser normal y ahora va a ser una modificación, si se hace y si se consigue porque eso es cosa de la mesa y de conseguir los apoyos suficientes para modificarlo, en la que va a tener algo de amenaza velada.
– Hablamos ahora de apuestas. Vinos blancos.
– Los blancos y los rosados de Rioja crecen a muy buen ritmo en la comercialización; de hecho en el ejercicio anterior, 2022, ya consolidaron su crecimiento, cuando su comercialización aumentó más de un 5% en el caso de los blancos, y un 10% los rosados en el conjunto de ambos mercados, doméstico e internacional. Somos ya la tercera y pronto seremos la segunda denominación en blancos de España. Nos equivocamos en no apostar por los blancos antes porque esta fue una denominación tradicionalmente de tintos y dejó esa parte del mercado, pero creo que se están haciendo blancos espectaculares y el mercado nos los está reconociendo. El blanco tiene futuro y presente en esta región porque tenemos una zona privilegiada para producir vinos de calidad.
– Una más difícil. Los jóvenes. ¿Cómo les cambiamos la cerveza por el vino?
– Estamos trabajando en eso, y no solo en los jóvenes sino en los nuevos consumidores, es decir, personas que se acercan al vino por primera vez. Tenemos que emocionarles con esos riojas apostando por la diversidad. El joven necesita un relato diferente y creo que el apostar por los vinos de municipio, apostar por los vinos de viñedos singulares y el apostar por los vinos de zona todavía más, hace que cada bodega tenga un relato que contar. De hecho, incidimos en las campañas en esos cien kilómetros de diversidad porque entendemos que el Rioja no es un monotema ni una región monolítica sino todo lo contrario: es una región muy diversa y creo que para comunicar ese relato de forma maravillosa tenemos grandes profesionales que lo hacen muy bien. Más de 700.000 enoturistas salen satisfechos cada año de nuestra tierra, quienes sólo en 2022 dejaron un impacto económico superior a los 155 millones de euros en la región. Nuestra diversidad, apreciable en los vinos y en el territorio, en la Denominación una vez se acercan a conocerla, es una apuesta seductora y ganadora.
– Otra que acaba de deslizar. Vinos de zona, municipio y singulares. ¿Está funcionando la diferenciación?
– Sí, y hay que continuar. En esta mesa no nos estamos quietos. Muchas veces se nos dice que somos inmovilistas, pero Rioja es la denominación más dinámica e inquieta. Hemos apostado por la diversidad. Es uno de nuestros ejes de posicionamiento en nuestras campañas, seminarios y catas, como muestran algunas de ellas con los vinos de municipio o los viñedos singulares como protagonistas. Todo nuestro mensaje va precisamente basado en esa diversidad. En esa diversidad del viñedo, del producto y de todo lo que tenemos en Rioja.
En ese sentido, el sector y el consumo del vino están inmersos en un momento de incertidumbre en el que la apuesta por la diversidad supone un valor diferencial. Somos una denominación de origen con cien años de historia, acostumbrada a gestionar situaciones complejas y es hora de desplegar todo nuestro potencial porque Rioja es un valor seguro para los consumidores que buscan diversidad y autenticidad.
– Vamos con la siguiente. Parece que ahora está de moda hablar de sostenibilidad. ¿Hay un convencimiento real? ¿Qué hace Rioja por ella?
– Desde el Consejo entendemos la sostenibilidad de forma completa, aunando todas sus vertientes, ambiental, social y económica. La tenemos incluida como eje clave del Plan Estratégico desarrollado por el Consejo porque buscamos que puedan disfrutar del vino de Rioja y su Denominación, sus paisajes, sus municipios y su cultura hoy, pero que también puedan hacerlo las futuras generaciones y trabajamos para que así sea. Actualmente, tenemos desplegadas varias líneas de actuación y trabajamos en varios proyectos, como el diagnóstico en sostenibilidad para toda la denominación, que medirá la situación de la DOCa y su contribución al medioambiente, o como, aplicando la digitalización y la innovación, el proyecto pionero DATADOC, una apuesta por la viticultura inteligente que evaluará el impacto del cambio climático en Rioja. Para ello, hemos apostado por implantar estaciones con las que tener mucha más información climática en muchas más zonas de las que tenía el Gobierno de La Rioja. Así, podremos estar capacitados para prevenir problemas futuros, y nos ayuda a ir adaptándonos y tomar muchas más decisiones en el viñedo también en el corto y medio plazo.
También seguimos protegiendo el paisaje, como el Quijote, contra los molinos o contra otras cosas que lo afeen, con el Grupo Operativo, y contamos con un Comité Permanente en Sostenibilidad también. Estamos, como te digo, trabajando en esta materia pero sin olvidar, porque es muy importante para el Consejo, la sostenibilidad económica del sector y la sostenibilidad social. Tenemos 14.000 viticultores detrás y un montón de familias que viven de este sector. Cuando se habla de despoblación, lo que tenemos que conseguir es que en los pueblos, en nuestros 144 municipios, haya rentabilidad en el viñedo de estos viticultores y bodegas para haya vida, paisaje, cultura. Con la sostenibilidad en Rioja lograremos un impacto positivo en la región a la vez que contribuimos a garantizar su futuro. Es el objetivo.
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