Acaba de volver a Logroño desde Tel Aviv, en poco más de una semana la vida del riojano Daniel Rodríguez ha dado un giro de 180 grados. El ataque terrorista de Hamás a Israel y la respuesta del Gobierno israelí en la Franja de Gaza le ha hecho hacer sus maletas, dejar muchas cosas atrás y venirse para casa.
A un mes de terminar su tesis doctoral, allí se han quedado, casi sin tiempo de despedirse, decenas de amigos, su mascota y un trabajo investigador que tendrá que retomar y finalizar cuando el conflicto armado se apacigüe. Daniel tenía billete para el próximo 31 de octubre pero ha tenido que adelantar sus planes.
Todo comenzó el pasado sábado. “Sonaron las alarmas antiaéreas a eso de las seis y media de la mañana, es algo que no resulta raro en Tel Aviv, son habituales en la capital desde hacen unos años”. A unos 50 kilómetros de la Franja de Gaza, “Hamás tiene desde hace un tiempo tecnología militar con capacidad de llegar a la capital y los avisos son habituales. Vimos por internet lo que estaba pasando pero nadie esperaba que fuese una masacre de estas dimensiones, la gente tiene mucha confianza en los servicios de seguridad del país y nadie creía que pudiese pasar algo así”.
La vivienda de Daniel no tiene refugio. “Nos tuvimos que resguardar en la escalera de la planta baja del edificio”. De hecho, esa situación es el motivo principal que le ha hecho venirse para España. “Te dan dos minutos desde que suenan las alarmas y en un estado de conflicto me tendría que haber ido a casa de algún amigo, todo esto suponía ser una carga para quien me acogiese en su casa”. El segundo motivo era “que mi familia no esté en un ataque al corazón permanente”.
La cosa se había puesto seria en el país y lo mejor era volver a España. Coger uno de los aviones militares que ha dispuesto el Gobierno español ha sido relativamente fácil. “Tres horas antes de subirme estaba tomando la decisión”. Fue mandar un correo electrónico a la embajada española y tener una plaza en el avión. Su único reproche es que no le hayan dejado traerse consigo a su mascota. “Con la aprobación de la nueva Ley de bienestar animal no comprendo mucho por qué no me dejaron”.
Después de unos días en Madrid intentando desconectar, este sábado ha pisado de nuevo Logroño. Ha vuelto a casa, pero su cabeza sigue en Israel. “Es difícil desligarte emocionalmente del asunto, allí todos conocemos a alguien al que han asesinado o secuestrado y son muchos los amigos o familiares de amigos que han tenido que alistarse al ejército”.
No tiene ningún problema en dar su opinión sobre el conflicto. “Es muy fácil hablar desde el sofá de casa, pero después de vivir allí más de cuatro años tengo mi opinión y no me importa darla”. Daniel es claro. “Para poder tener un conocimiento real de la situación hay que remontarse a lo que pasó hace más de 70 años, las organizaciones internacionales han dejado a la zona es una situación insostenible”. Es tajante. “ni palestinos ni israelíes tienen la culpa de lo que está pasando”.
Aunque Daniel conoce de primera mano el conflicto reconoce que “lo que ha hecho Hamás es un ataque terrorista y la intención del Gobierno israelí es liberar al pueblo palestino de la dictadura a la que le tiene sometida Hamás. No hay interés en generar víctimas civiles pero les están utilizando como escudos humanos”, asegura, aunque es consciente de las políticas agresoras de Israel hacía el pueblo palestino, “no menores a las que están llevando a cabo tanto Egipto como Jordania”.
Para él lo importante es posicionarse con la paz y con los civiles, “tanto de un país como del otro, no tiene sentido posicionarse con unos o con otros y hay que condenar todo tipo de ataques”. Daniel tiene la intención de volver: “Quiero volver a terminar mi tesis y a buscar a mi mascota, pero cuando la situación está más apaciguada”.
