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El centro Caja Rioja de Arnedo acoge la exposición ‘Los Gil de cine’

El Centro Fundación Caja Rioja Arnedo acoge la exposición ‘Los Gil de cine. Santiago, Eduardo-Teófilo y Eduardo Gil de Muro’, incluida en el Festival Octubre Corto y que podrá visitarse hasta el 28 de octubre, de lunes a sábado, de 18 a 21 horas.

Santiago, Eduardo Teófilo y Eduardo. Gil de Muro. Que es lo mismo que decir: del Cine. Gil de Muro Quiñones. Hermanos, arnedanos y, no en vano, hijos de un acomodador del Tea­tro-Cine Cervantes. Citar sus nombres es evocar una trinidad de emisarios de la bue­na nueva del cine, en todo su humanismo, complejidad, belleza, reflexión y cultura. A su vocación sacerdotal unieron la del cine, que pronto pasaría a ser para ellos, a lo largo del transcurso diverso de sus vidas, una forma de mirar y pensar. Pero, además, también de comunicación, espectacular a la vez que introspectiva. Es decir, de auto­conocimiento.

El marco teórico que la Igle­sia prestó al cine desde los años 30 hasta el concepto de “Film Ideal” de finales de los 50 fue en el que los fraternos encaja­ron su actividad múltiple de divulgación del universo cinematográfico: un magiste­rio ejercido desde la más absoluta libertad, sin tutelaje alguno, y que logró transferir a generaciones de espectadores riojanos, a través de los Cine-Clubs, ciclos y cursillos, un mismo grado de libertad en la visión del cine.

A su faceta de programadores y formadores hay que añadir las de espec­tadores convictos, irreductibles, del cine, algo que ellos incorporaron como una for­ma de vida. Y su “apostolado”, digamos, ci­nematográfico se desarrolló a lo largo de varias décadas que fueron de transición en muchos sentidos, ante lo que ellos mos­traron una capacidad de adaptación admi­rable.

Sin prejuicios y con la mirada muy abierta. Pero además del cine recordamos su presencia, su personalidad, su voz y su humor. Su humor era muy importante, en público y en la distancia corta. Esta exposi­ción pretende ser un tributo a su memoria y una muestra de agradecimiento. Y una celebración de las películas que nos die­ron a ver. Y a pensar.

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