La crisis del ladrillo parece cosa del pasado. Una costosa pesadilla de la que ha costado despertarse tras caer sobre la dura tabla de la crisis financiera del año 2008. Entonces, las grúas comenzaron a desaparecer del sky line de las ciudades, también de Logroño, y esqueletos de hormigón comenzaron a formar parte del paisaje catastrófico de la crisis del ladrillo.
Varios lustros después, superada la crisis del Covid e inmersos en la escalada de los costes provocados por la especulación y la guerra de Ucrania, las grúas se elevan de nuevo hacia el cielo de las ciudades, también en Logroño, que se eleva y ensancha hacia el norte situando al Ebro como una calle principal una vez que El Campillo se consolida como un área residencial apropiada a escasos diez minutos del centro de Logroño, y hacia el oeste, más allá de la calle Portillejo, en paralelo a la avenida de Burgos, donde Logroño está construyendo un nuevo barrio residencial al que habrá que ponerle nombre.
Al otro lado del Ebro: El Campillo
El Campillo está consolidando el tan deseado salto al otro lado del Ebro, hasta hace no mucho una zona desconocida para la mayoría de logroñeses, que poco a poco van descubriendo los places de vivir en las ‘afueras’ de la ciudad pero a escasos diez minutos andando del centro del Logroño. La pasarela sobre el Ebro, el puente de Hierro y el puente de Piedra, cada día más transitados, conectan el centro con este barrio, que se abrocha por el oeste con la ciudad a través del puente Sagasta.
Más de siete mil vecinos esperan ir disponiendo poco a poco de los servicios que requiere una población en crecimiento. Sin supermercados, varios bares y cafeterías, muchas zonas peatonales y un amplio parque que cierra la ciudad al norte demuestra el empuje de una zona en la que pronto se volverán a entregar varias promociones unifamiliares, que consolidan un barrio al alza que pronto entregará las llaves en la paseo Franciso Saez Porres a 52 nuevas familias.
Zona Sudoeste: más allá de Portillejo
Y una nueva ciudad de Logroño está surgiendo más allá de la calle Portillejo, en paralelo a avenida de Burgos. En 2022, esta zona completaba el 85 por cientos de las construcciones que se están desarrollando actualmente en Logroño. La capital está asistiendo al nacimiento de un nuevo barrio en una sucesión casi constantes de nuevos bloques de pisos que sin duda están cambiando el perfil de la ciudad, que se ensancha hacia el sudoeste y se alza con residenciales de hasta seis alturas, a los pies del Parque San Miguel, el que conecta Logroño con el paseo hacia La Grajera, y que guía a los peregrinos hacia Santiago de Compostela.
Una nueva zona de Logroño en clara expansión, que deberá afrontar obstáculo urbanísticos importantes de un viejo polígono industrial que poco a poco va dejando paso a bloques de viviendas de ciudadanos dispuestos a vivir un poco más allá de la calle Portillejo, hasta no hace mucho tiempo límite residencial al sudoeste de Logroño.
