Lo que bien empieza nunca puede terminar mal. Sólo la ilusión que había puesta en este bolsín taurino de La Rioja fue suficiente para que la fiesta de la tauromaquia riojana llegara a buen puerto. Cuatro mil personas en los tendidos de La Ribera, dos jóvenes ganaderos esperando que sus productos ofrecieran el juego deseado y tres chavales con todas las ansias de triunfo intactas y unas ganas infinitas de llegar a ser toreros. ¿Qué puede salir mal con esos condicionantes? Pues nada. Y así fue.
Bien es cierto que no terminar de salir el novillo completo. Si a uno le faltó recorrido, a otro faltó chispa y otro tuvo más gas que nobleza. Cosas que pasas cuando en los procesos de selección prevalece la casta. Porque la casta viene a ser precisamente eso: algo impredecible y que a nadie deja indiferente.
Con gusto, temple, cargando la suerte y ganando terreno recibió Alberto Donaire a su primer enemigo a la verónica. Empezó a quedarse corto el eral de Álvaro y Pablo Lumbreras y también a acostarse y a colarse por el pitón derecho. Un susto en el primer intento al natural y la muleta nuevamente en la mano izquierda. Los mismos defectos que antes. Donaire dio tiempo y sitio; hizo todo a favor del novillo y tiró de oficio y experiencia para tratar de alargar las embestidas de un animal que empezó a desarrollar sentido.
Vibrante y enrazado fue el saludo de capa de Patricia Sacristán. Pronto y encastado el novillo.
También fijo, sin marcar querencias y siempre con la boca cerrada. Hubo contundencia en los cites y los toques. Las series surgieron cortas y sin toda la firmeza deseada. Una refriega fue el trasteo de Patricia Sacristán ante un novillo que repitió con codicia y sin terminar de irse de los vuelos de la muleta de la novillera de Tricio. Defectos lógicos de quien empieza en esto del toro. Valor y raza de quienes llegan a lo más alto. De aquello se aprende y de lo último se tiene o no.
Aarón Navas recibió a su novillo con inteligencia. Sin invadir el terreno del animal. Hizo el único quite de la tarde por gaoneras, que brotó con mejor intención que ejecución. Se llevó con soltura a su novillo a los medios ya con la muleta. Hubo un natural de gran empaque. Era el izquierdo no obstante el pitón del animal que obedeció a los cites, embistió con rectitud y repitió con franqueza y nobleza. Hubo unos cambiados por la espalda que llegaron con voltereta incluida que no amilanó el ánimo del novillero de Igea. Terminó con unas manoletinas antes de simular la muerte del eral de la familia Lumbreras.
Decidió el jurado nombrar triunfador del certamen a Alberto Donaire y ahí que él vaya al de Calahorra pudo demostrar su concepto, su poco y su empaque ante el novillo de mejor juego de la tarde. Embistió con profundidad y hondura el de Lumbreras y Donaire basó su faena por naturales. Hubo reunión, relajó, temple, aplomo, trazo, poso y firmeza. Lo que se espera de un chaval que debuta con picadores en menos de una semana. Antes interpretó un muy buen toreo a la verónica.
La fiesta del toreo en La Rioja desbordó ilusión y afición. Lo mínimo sería repetir la experiencia el año que viene. Qué menos. Mi más sincera enhorabuena a quien corresponda.
La ficha
Plaza de toros de La Ribera. Bolsín taurino de La Rioja. Un tercio de plaza. Cuatro novillos de Pablo y Álvaro Lumbreras. Bien presentados y de juego desigual, pero con posibilidades en conjunto.
Alberto Donaire: vuelta al ruedo y vuelta al ruedo.
Patricia Sacristán: vuelta al ruedo.
Aarón Navas: vuelta al ruedo.