El Rioja

Izadi, un buen bocado de terruño con finura y honestidad

Roberto Vicente, enólogo de Bodegas Izadi, en la cata del Calado. Foto: Riojapress/Fernando Díaz

Izadi es a la naturaleza como el vino a la gastronomía. Y nunca mejor dicho, porque cada uno de sus vinos está pensado por y para ser disfrutado en un buen maridaje dada esa vinculación que mantiene la bodega del grupo Artevino Family Wineries con la restauración desde sus inicios. Buena cuenta de ello se ha dado en la jornada inaugural del IV Ciclo de Catas Underground (galería de imágenes) celebrada este miércoles, organizada por NueveCuatroUno y Calado by Criteria, de la mano de Argraf, Cartonajes Santorroman, Cork Supply, Ramondin y Tonelería Magreñan, y que ha puesto sobre la mesa de cata el Izadi Larrosa Rosé 2022, Izadi Selección Blanco 2021, Izadi Crianza 2020 y El Regalo Viñedo Singular 2020 de la mano de los pinchos de Delicious Gastronomía.

La bodega se caracteriza por recoger el potencial vitícola del triángulo de la Sonsierra comprendido entre Villabuena de Álava, donde su ubican las instalaciones, Samaniego y Ábalos. Ahí crece un ecosistema de viñas viejas, y pequeñas, que dan identidad a esos pueblos y sus gentes y de la que Izadi se hace eco. Aunque alguna vez toca salir del triángulo y explorar, como hicieron en Tudelilla con sus históricas garnachas. De estas tierras pedregosas y en altura emana su rosado de 2022 que este miércoles dejó con la boca abierta a más de uno.

“Acidez, frescor, golosidad”. Y no es sencillo conseguir todo eso de un vino del que, además, buscas que tenga un color pálido, atractivo. “Hay que saber llegar a ese punto exacto de maduración porque es muy fácil pasarse o quedarse corto, y entonces ya no tendrás ese mismo tono”, apunta el enólogo de la firma, Roberto Vicente. Puntadas de hilo fino para este rosado por prensado y no por sangrado cien por cien gastronómico.

Foto: Riojapress/Fernando Díaz

Si hay que hablar de añadas de renombre esa es la de 2021. En palabras de Vicente, “uno de los mejores años si no el mejor en Rioja Alavesa gracias a ser una añada de ciclo largo, con noches frías y días más cálidos”. Lo asegura con la segunda copa llena de su Selección Blanco 2021. “Esperad a probarlo, que hay que dejarlo que se abra un poco más”, advierte al público. En Izadi no hay parcelas de blanco, pero sí cepas de blanco y este vino goza de tener las seis variedades autóctonas embotelladas, y criadas, con sorpresas que se palpan en la lengua. “Ya lo dijo uno de los críticos de vino más importantes del país: ‘El futuro de Rioja pasa por los blancos, pero por los blancos con crianza, envejecidos'”. Y eso es justo lo que hacen en la bodega de Villabuena.

Foto: Riojapress/Fernando Díaz

Y ahora sí, irrumpe la complejidad de la mano del crianza. El Calado se inunda de potencia con el que es un vino de estreno, ya que es la primera vez que la añada 2020 se cata fuera de bodega. Aquí sí se refleja “el triángulo mágico” de Izadi, cuyas vendimias empiezan en Villabuena, continúan en Samaniego y concluyen en Ábalos. Aquella cosecha, como bien se recuerda, fue la que marcó el mildiu, por lo que muchas viñas de la zona se perdieron y se redujeron los rendimientos. “Eso justo fue lo que dio una calidad buenísima”.

Aunque el regalo de la velada lo puso la guinda final, la que “resume a la perfección lo que es Izadi: respeto al entorno”. En un paisaje donde abundan los pequeños corritos de cepas, se abre por contra una superficie de unas 4 hectáreas “en las que se te para el corazón”. Fue plantada en 1936, aunque por aquel entonces el país no vivía sus mejores momentos y no fue hasta el 40 cuando se registró.

Y también tiene su lado romántico, porque esta viña fue un regalo de un hombre a su futura mujer, de ahí el nombre que lleva este catalogado Viñedo Singular y su vino. “Es su tamaño lo que nos da tantas ventajas para trabajar, pudiendo sacar al mercado unas 12.000 botellas, aunque todas se venden por cupos”, explica Roberto. Allí, en Villabuena, el sol de la mañana le pega de lleno, ayudando a que se seque el rocío de las primeras horas del día.

Foto: Riojapress/Fernando Díaz

“Es un verdadero privilegio poder elaborar vino de un viñedo viejo y no por su edad, sino porque es algo único. Ese es el valor de Rioja también. Un vino ha de reflejar un lugar y la manera de conseguirlo es entender lo que pasa en la viña. Aquí hay finura, sedosidad, elegancia”, destaca Vicente. “Sin olvidar tampoco el saber conectar con los viticultores e ir de la mano con ellos para valorar lo que hay en la viña”, añade Iván Pérez, director de comunicación de la bodega.

Llega el turno del público para lanzar cuestiones con la mayoría de las copas vacías, y otras que piden ser rellenadas de nuevo, y Roberto pone una condición entre risas: “Preguntad lo que queráis excepto cosas complejas, como es preguntar sobre qué tal va esta vendimia”. Hay una voz entre los asistentes que se eleva: “Yo no quiero hacer preguntas, solo decir que lo que has hecho hoy es de agradecer mucho porque no es lo habitual en otras catas. Hoy nos has catado el terruño y al viticultor, sin tecnicismos. Así que gracias”.

Un testimonio que bien podrían suscribir el resto de comensales que participaron en la jornada y es que como bien refleja el enólogo, “el vino es cultura, es viticultura, es familia y no se trata solo es hablar de vino, sino de cómo fue esa añada, de cómo se vendimió, de las diferencias que hay entre parcelas,…”. Todo eso es el vino y todo eso conforma Izadi, con finura y honestidad.

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