La Rioja

“Los niños con alergias son más propensos a manifestar trastornos de conducta”

Casi 4.400 menores de 14 años de La Rioja tienen algún tipo de alergia y 1.658 padecen asma. Una problemática que, más allá de las consecuencias físicas que conlleva, también implican trastornos de comportamiento, dificultades con los hábitos, problemas emocionales y de pensamiento de estos menores por las limitaciones que implica el no poder desarrollar actividades propias de su edad con normalidad.

Hace unos años, María Pilar Berzosa, profesora del Grado en Psicología General Sanitaria de UNIR, investigadora del grupo Psicología de la Salud, Familia y Pareja de la universidad y psicóloga clínica del centro Intelecto, comenzó a observar que muchos de los niños con los que trabajaba tenían las mismas manifestaciones clínicas comportamentales, y a la hora de elaborar la ficha del paciente, María Pilar se dio cuenta de que todos tenían un patrón común: la alergia.

Eso empezó a llamarle la atención, así que aprovechó el departamento de investigación de su centro para abrir un protocolo. Durante seis años recabó información de cada uno de los niños que acudían a consulta, y llegó un punto en el que “antes de que me dijera que era alérgico, yo ya lo sabía”.

Lo que esta experta iba buscando en la investigación era un patrón de personalidad concreto, la alta sensibilidad. “Cuando hablaba con los padres y les comentaba que el comportamiento de sus hijos tenía que ver con esta cualidad, ellos mismos me lo confirmaban”. Había que demostrarlo, así que el equipo buscó una ciudad que tuviera mucha prevalencia de alergias por el estilo de vida, contaminación… y Madrid fue la elegida.

“Localizamos una muestra control de niños que no tenían alergias (172) y una muestra experimental otros que la sufrían. En este caso la muestra se cogió del Hospital Clínico de San Carlos, donde todos se encontraban bajo unas manifestaciones clínicas relacionadas con el asma, la dermatitis atópica y la rinitis alérgica, pero todas controladas con medicación”.

De esta forma, la investigadora de UNIR se aseguraba de que no hubiera ningún factor de su comportamiento que no fuera porque tuvieran unas manifestaciones sin controlar. Se compararon las muestras en niños de 6 a 11 años y lo que descubrieron es que los niños con alergias, independientemente a qué (alérgenos alimentarios, ambientales…) tenían una vulnerabilidad mayor en trastornos internalizantes, aquellos que el individuo vive para adentro. “Son niños que rumian, que tiene problemas de pensamiento, de atención, falta de control de impulsos, dificultades para dormir…”.

Con los resultados en la mano, Berzosa y su equipo decidieron elaborar una guía que ayudara a las familias a prevenir y entender lo que le podía estar pasando a sus hijos y supieran qué hacer. “Precisamente ahí es donde nos hemos centrado en el último año y medio para hacer esta transferencia social. Además, junto con otras investigaciones que se han hecho a nivel internacional se ha visto en adolescentes y adultos cómo hay una relación entre malestares alérgicos y ciertas irritabilidades. Lo que faltaba era demostrarlo en niños en una edad tan buena (6-11 años), muy asequible para pautas educativas y para ayudarles a manejar sus emociones. Es la mejor edad para trabajar y prevenir”.

Una guía totalmente gratuita que está siendo muy útil de cara a las familias que están consiguiendo que sus hijos tengan más resistencia al final del día y están a prendiendo a actuar cada vez que los peques empiezan a tener algo más de vulnerabilidad en sus emociones o rumian. “Aún así, es una guía muy recomendable para todos los padres, tengan sus hijos alergias o no”.

La especialista destaca que lo que quieren es sensibilizar a la población para que, en cualquier ámbito en el que se pueda detectar que un menor tiene una vulnerabilidad, “hay que prestarle atención, no para alarmarse, sino para ponerse en alerta con el fin de que que un problema mayor se pueda prevenir y, tanto haya desarrollado alergias o no, el niño tenga una capacidad de autogestión. El objetivo de la guía es que, a través de los padres, los niños aprendan a gestionar las emociones los pensamientos y la conducta”.

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