El Rioja

La vendimia de la selección: “Es un año técnico en campo y bodega”

La última ola de calor ha hecho mucho daño en Rioja, según los expertos

FOTO: EFE/ Raquel Manzanares.

Las máquinas vendimiadoras van surcando los renques de cepas desde Azagra, cruzando el río Ebro y llegando a Aldeanueva y Alfaro. Bien temprano, con las primeras horas de luz para evitar oxidaciones mientras el nerviosismo propio de cada campaña se va apoderando poco a poco de los municipios vitícolas de Rioja. Pero las aguas que mecían previamente a los viticultores tampoco estaban tranquilas.

Sequía, granizo, olas de calor y, por si fuera poco, cosecha en verde, destilación de vino y aclareos requeridos a pocas semanas de empezar a cortar uva. Los últimos meses de la campaña se han vivido con la inquietud y preocupación de quienes no saben cuántos litros podrán sacar de sus depósitos directos a la alcoholera, si conseguirán dar con una cuadrilla que venga a vendimiar este año, si podrán colocar esa partida de kilos para la que no encuentran bodega o incluso si recibirán una de esas cartas remitidas desde el Consejo Regulador de la DOCa Rioja.

Y todo ese malestar bajo el paragüas de unos misteriosos contratos que, ya con la vendimia iniciada, todavía siguen sin conocerse en la mayoría de casos. A finales del pasado julio, la principal compradora de uva en la denominación arrojaba luz: Campo Viejo, del grupo Pernod Ricard Winemakers Spain (adquiere en torno al diez por ciento de uva de Rioja), establecía el rango de precios para esta cosecha entre los 73 y 78 céntimos para la tinta y de 56 a 61 céntimos para la blanca.

Ha comenzado así una vendimia con incertidumbre en varios frentes y compleja más fuera que dentro del campo, ya que la uva progresa adecuadamente con cada muestreo que se hace (el último control de maduración emitido hace una semana indicaba una buena madurez alcohólica y fenólica), pero los signos de estrés hídrico también se aprecian en algunas parcelas.

La falta de precipitaciones ha hecho mella especialmente en viñas jóvenes y con abundante producción, aspecto también que definirá esta campaña frente a la reducción de rendimientos fijada por parte del Consejo Regulador al 90 por ciento para las tintas (Pernod Ricard ajusta la cuerda en su bodega de Fuenmayor al 83 por ciento). Rioja ya supera los dos millones de kilos de uva recepcionados, todos ellos cortados en viñedos de Rioja Oriental, aunque algunos con destino final a bodegas de Rioja Alta y Rioja Alavesa. Una cantidad de uva notablemente inferior a la que se había recogido por estas fechas el año pasado, cuando se rozaban los cinco millones.

Hay uva, pero la vendimia de las variedades blancas no se ha adelantado tanto como se esperaba, aunque la fecha de inicio, el 10 de agosto, sí ha comenzado como la de la campaña 2022. Por Rioja Alta también se han cortado ya racimos de chardonnay para cava, algunas variedades blancas tempranas e incluso de garnacha tinta para rosado. La sequía ha dejado una gran heterogeneidad en el campo, con viñas que tienen muy poca uva a causa del granizo, por la falta de agua e incluso por las heladas de abril, disparando así el grado alcohólico y acelerando su madurez.

“Podemos hablar de que la vendimia de estas variedades se ha adelantado unas tres semanas, pero a la vez te encuentras con parcelas que están al lado y que no se pueden cosechar aún porque no tienen madurez. La realidad es que esta última ola de calor ha hecho mucho daño en Rioja porque la uva no está madurando, pero como no ha llovido en meses la planta está tirando del agua del racimo, por lo que la uva está pasificándose, pero sin llegar al punto óptimo de madurez. Es decir, estamos teniendo madurez por concentración y no por madurez fenólica”, explica Isaac Muga.

Una situación delicada, tal como define el director de Viticultura y Elaboración de la firma jarrera, que puede afectar mucho a la calidad del fruto final si no mejora la meteorología: “Si se mantuviera el exceso de calor, la planta acabaría bloqueándose, pero si continúa esta bajada de temperaturas e incluso cae algo de agua podríamos tener una muy buena cosecha. Aún así es difícil de determinar la calidad en estos momentos porque dependemos de muchos factores”.

También pueden influir esas heridas que dejó el granizo en primavera, porque si llueve y sube el grado pueden convertirse en focos de botrytis. “Así que va a ser un año muy técnico a nivel de elaboración, pero también a nivel de seleccionar la fecha óptima de vendimia. Por no hablar de esas viñas que siguen con excesos de rendimientos en las que las hojas se están secando y no van a dar para madurar toda la uva”. Y es que la campaña anterior también estuvo marcada por un verano seco, pero que nada tiene que ver con la situación actual ya que el viñedo parte con los antecedentes de un 2022 con déficit de agua al que se suma el del presente año. Las cepas son resistentes, pero no se puede ajustar tanto la cuerda.

Bodegas Muga ya ha vendimiado algo de viura por Rioja Oriental con unos 13,5 grados, “sana y buena, aunque la idea era que no hubiera madurado tan rápido”, así como garnacha tinta del bajo Najerilla, que está entrando con una graduación alcohólica de en torno a 13, pero que ha habido que seleccionar mucho en la viña. “En la misma cepa nos hemos encontrado racimos maduros y otros que estaban casi verdes, lo que demuestra que estamos ante un año de mucha selección, de tomar decisiones parcela a parcela, y quien no haya hecho ya muestreos para estas fechas es probable que tenga sorpresas cuando llegue a la viña”, advierte el enólogo. Por delante tienen varios meses de trabajo de la que será una campaña “muy larga que seguramente hasta bien entrado octubre no concluya”.

Desde Bodegas Riojanas ya van por la segunda ronda de parcelas (distribuidas entre Cenicero, Elciego, Lapuebla de Labarca, Ausejo, Uruñuela, San Vicente y Peciña) después de clasificarlas una a una en julio para “ver qué es lo que había en el campo, comprobando ese buen estado vegetativo”. Sin embargo, tras la última hora de calor, ya se aprecian más los efectos de la sequía sobre todo en las zonas que no tienen regadío. “Son esas cepas las que hay que tenerlas bien identificadas para saber cuándo y cómo elaborarlas, aunque es pronto para aventurar fechas de vendimias todavía. Todo dependerá de los próximos días días”, apunta Natalia Olarte, directora de Innovación y Desarrollo en la bodega. En el caso del tempranillo blanco es muy probable que comiencen a vendimiarlo en breves.

“En general, parecía que había bastante más cosecha que el año pasado, pero lo que pasa es que hay mucha uva corrida por las tormentas de julio, dejando racimos sueltos y con bayas más pequeñas debido a la falta de precipitaciones después. Es decir, que podemos encontrarnos más número de racimos, pero de menor tamaño. Aunque es cierto que este cambio térmico, si se prolonga, puede cambiar las cosas en el campo. Ahora lo importante es que la madurez fenólica concluya bien con la llegada del fresco para que ablande el hollejo.”, añade.

Olarte insiste en que hay viñas con graves signos de sequía, “algunas con el 80 por ciento de daño”, por lo que “habrá uvas que no den el perfil para ciertos vinos”. También han visto “muchos problemas de oídio” que han provocado que no se compren algunas partidas de uva, “porque más allá de las normas del Consejo Regulador, cada bodega también fija las suyas propias”. Es por ello que Riojanas hizo especial hincapié en el aclareo de racimos “avisando con tiempo a los viticultores”, para evitar que la planta sufriera esos golpes de sol y tener el menor daño posible, “pero estamos ante un año en el que la sequía ha vuelto a hacer de las suyas, con episodios que han venido para quedarse, y va a ser una campaña muy complicada y muy técnica tanto en campo como en bodega”.

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