La Rioja

Hospital San Pedro: las llaves del cielo de la maternidad

Desde niñas muchas mujeres sueñan con ser madres. Ese rol, vocacional o no, que requiere de una entrega incondicional hacia sus hijos. Serlo, sin embargo, no es tan fácil. Son muchos los factores que entran en juego a la hora de tomar una decisión de este calibre.

No tener pareja es uno de ellos, pero no es el único. Por sí misma, una mujer también puede tener problemas a la hora de quedarse embarazada. La esterilidad, donde las posibilidades se reducen casi al cien por cien, es uno de ellos. Pero, si existen meras dificultades, todavía queda un signo de esperanza.

Desde su puesta en marcha en 2009, más de 430 nacimientos se han producido desde la Unidad de Reproducción Asistida del Hospital San Pedro. En el caso de las inseminaciones, son entre 230 y 260 tratamientos anuales a los que se somete una mujer.

Lorena Tarancón (Logroño, 1984) es una de ellas. “Desde siempre me han gustado los niños y, si en un futuro no encontraba pareja, tenía claro que quería ser madre soltera”, confiesa. Los 35 fueron su tope de edad pero, con ovarios poliquísticos y reglas irregulares, Alanna llegó casi a sus 38.

En 2019, cuando la hicieron fija en su trabajo y tras contar con el apoyo de sus padres, Lorena se decantó por la inseminación artificial (IAD). Aunque previamente se había apuntado a la Seguridad Social, Alxen fue la clínica con la que comenzó su proceso. Fueron tres intentos fallidos que “volvería a repetir si empezase de nuevo”.

Cuatro años después, con un gasto que supera los mil euros, Tarancón no se arrepiente de haber elegido una clínica privada para comenzar a inseminarse: “Te aportan confianza y cercanía. Además puedes elegir tus tiempos y tener en cuenta muchas cosas que, antes de hablar con un profesional, ni me había planteado”.

Después de un trimestre intentándolo, las hormonas hicieron efecto: “Todo me molestaba y el médico me recomendó parar”. Fue en ese parón cuando llegó la pandemia de 2020. Lorena explica que, para que su cuerpo estuviera mejor preparado, tuvo que cuidarse: “Llegué a perder hasta diez kilos”.

A principios de 2021, cuando estaba quemada y menos se lo esperaba, recibió una llamada de la Seguridad Social: “Contactaron conmigo para empezar de nuevo con el proceso”. Tras pasar ese descanso necesario, Lorena no se lo pensó. Al primer intento, con dos óvulos fértiles, se quedó embarazada.

“En ese momento tuve miedos e inseguridades. Mi primera sensación fue pensar que iba a perder al bebé”, cuenta Lorena. En noviembre de ese mismo año nació su primera y única hija. Todo salió bien y, finalmente, el proceso mereció la pena.

A día de hoy, pese a que le gustaría darle a Alanna un hermano, ya no puede hacerlo de la misma manera: “Con una hija y casi 40 años no entro en la Seguridad Social”. Lorena tendría que recurrir de nuevo al método privado, algo que, por el momento y con vista a futuro, no entra en sus planes.

Desde el centro médico Manzanera, la embrióloga María Pombar destaca que “hoy en día es un hecho que las mujeres retrasan su decisión de ser madres”. Las condiciones de vida actuales frecuentan embarazados como el de Lorena, “a partir de los 35 años y, en algunas ocasiones, con la necesidad de recurrir a la ayuda de la Reproducción Asistida para lograrlo”.

A mayor edad la calidad ovocitaria disminuye, pero no todo se limita a eso. Según Pombar, “el estudio de cada caso debe considerar varios factores”. Por ello, señala que en el proceso “cada paciente debe tener una información personalizada según sus circunstancias”.

Si el caso no se ajusta a los datos normativos puede llevar a la frustración. Ante el importante componente psicológico que tiene la fertilidad, la embriológa asegura que “es un campo muy complejo que debe abordarse con cautela”.

La técnica de Reproducción Asistida

La inseminación artificial (IA) es la técnica más simple de todos los tratamientos de Reproducción Asistida y, para poder realizarla con garantías, “se debe contar con una buena reserva ovárica, no presentar obstrucción en las Trompas de Falopio y que la calidad seminal sea aceptable”. Además existen dos tipos: con semen de la pareja/cónyuge (IAC) o con semen de donante (IAD).

Como presenta María Pombar, antes de someterse a esta técnica, “es necesario llevar a cabo un estudio de esterilidad para realizar algunas pruebas y valorar ciertos parámetros que darán una idea sobre cuál es el tratamiento adecuado en cada caso”.

Desde la clínica Manzanera, después de realizar una primera visita de fertilidad donde la pareja o paciente expone su caso al doctor, “este valorará las pruebas y análisis indicados en cada caso”. Una vez conocidos los resultados, Pombar presenta que “el doctor aconsejará el tratamiento más adecuado y explicará en detalle su desarrollo”.

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