La Rioja

Nuevos amigos, turismo y religión motivan a los peregrinos a su paso por Logroño

FOTO: Raquel Manzanares (EFE)

Sergio Jiménez Foronda. Hacer nuevos amigos, salir de la rutina diaria, el turismo y los motivos religiosos son algunas de las razones que tienen los peregrinos que pasan por Logroño en su andadura por el Camino de Santiago, de los que gran parte acuden al Albergue Municipal a remojar sus pies en la fuente y descansar.

Los peregrinos que acudan al Albergue Municipal este martes, Día de Santiago Apóstol, serán obsequiados con vino de Rioja, junto a pan y otros obsequios del Ayuntamiento de la capital riojana, un “premio extra” que, sin duda, les otorga aún más ánimos para recorrer este Camino.

A pesar de que este martes se trata de una fecha especial, hace meses que se pueden encontrar paseando por Logroño a personas de diferentes edades cargadas con grandes mochilas de las que cuelga alguna concha, un sombrero para protegerse del sol y, quizá, algún mapa en la mano que les guíe en su peregrinación.

Conocer gente nueva

Una de estas peregrinas es Kristan Foley, de 24 años y natural de Kansas (Estados Unidos), quien ha explicado a EFE desde una taberna en la calle Laurel que ha concluido su camino hasta Santiago de Compostela y se prepara para volver a Barcelona, donde estudia en la actualidad.

“Me gusta caminar, me encanta conocer a gente nueva y quería salir de mi vida por un tiempo. Así, que decidí venir a España, donde llevo dos meses, y he hecho el Camino, que es una de las mejores cosas que he realizado nunca porque aprendes mucho sobre ti misma y sobre otros”, ha destacado ilusionada.

Ha indicado que en esta experiencia ha encontrado “una comunidad muy grande de personas que están aprendiendo, creciendo y caminando. Es agradable tener una comunidad con el mismo objetivo y conocer gente nueva, hacer amigos y hacer familia”.

Foley comenzó este viaje de forma “muy emocionante, pero con un poco de miedo, los primeros dos días estaba un poco confusa y no sabía cómo funcionan las cosas”.

Sin embargo, ha continuado, “conocí a personas que me ayudaron y caminamos juntas. Es muy bueno que siempre haya alguien alrededor que ha estado donde tú has estado y te ayude ir a donde necesitas, todo el mundo ha sido muy amable”.

Ha resaltado que, al llegar a Santiago de Compostela, ha tenido un sentimiento “agridulce porque llegas al destino y cumples tu objetivo, pero, a la vez, es el final y la vida real tiene que empezar de nuevo”.

Preguntan de todo

Uno de los voluntarios que trabaja en el Albergue Municipal de Logroño, Nazario Martín, ha sido también peregrino, lo que le ha permitido ejercer este voluntariado de forma especial desde 2006, alternando su colaboración en la capital riojana y en Navarrete, ha explicado a EFE.

Martín ha resaltado que, en 2022, hubo más peregrinos que pasaron por el Albergue logroñés, al tratarse de la celebración del Año Santo Xacobeo, pero “este año también hay bastantes y está llegando mucha gente a Santiago de Compostela”.

Ha detallado que “los meses en los que más suele haber peregrinos son abril, mayo, parte de junio, septiembre y octubre; y menos en julio y agosto por el calor, que los retrae un poco”.

Junto a los servicios básicos de este albergue, los peregrinos preguntan “de todo” a los voluntarios, como “dónde hay un supermercado para comprar, dónde hay una farmacia, en qué sitio comprar postales para mandar y qué cosas hay para visitar”, ha resaltado.

Un momento de instrospección

Otro de los peregrinos que ha pasado estos días por la capital riojana ha sido Roberto Almodóvar, de 46 años y natural de Alicante, quien ha indicado a EFE que ya realizó el año pasado el tramo Sarria-Santiago de Compostela y lo hizo “por motivos religiosos y, como me gustó la experiencia, he decidido hacer este año Roncesvalles-Logroño”.

Ha asegurado que “este tramo es muy diferente a lo que te encuentras en el de Sarria-Santiago de Compostela, ya que, por ejemplo, hay muy pocos españoles y también hay pocos servicios para los peregrinos en los pueblos por los que vas pasando”.

“La experiencia para mí ha sido muy buena porque ha sido un momento de introspección, de estar solo durante mucho tiempo y de conocer los Pirineos, Navarra y La Rioja», ha dicho, y, además, «ha sido una experiencia mucho más tranquila y de peregrinación que lo comercial que es el camino después de Sarria”.

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