Agricultura

El cereal ultima una siega heterogénea

El cereal encara la recta final de la campaña con una merma de producción y precios precarios

FOTO: EFE/ Raquel Manzanares.

La cosecha del cereal avanza en marchas largas después de los parones por las tormentas de junio y principios de julio. Lo hace también sin restricción alguna a la ejecución de las labores agrícolas ante el riesgo de incendios por las altas temperaturas (este martes La Rioja entra en aviso naranja ante la previsión de alcanzar los 41 grados), a diferencia de lo que se vivió durante la campaña anterior, en la que se prohibió arrancar las cosechadoras cuando se superasen los 35 grados.

En Arrúbal, David ya ha recogido el corte de la cosechadora. Fue de los primeros que inició esta cosecha un temprano 15 de junio y el pasado fin de semana ya puso el punto final a la labor. Al cierre, asegura que los resultados han sido mejores de lo esperado: «Quitando las cebadas más tempranas, de las que apenas se han sacado unos 300 o 400 kilos por fanega, en los barbechos y la zona del regadío la cosa ha ido bien para el año que venía».

En el caso de los barbechos, sembró trigo de la variedad filón, que «ha salido bueno, bien granado y redondo, sacando en torno a los 900 kilos», mientras que los regadíos han dejado entre 1.100 y 1.200. «Eso sí, de los guisantes que sembré en febrero no ha nacido nada de nada. Luego tocaba cosechar algún trigo que parecía que estaba bueno, pero acababas echando toda la mañana para llenar la bañera». Siega compleja donde las haya y también heterogénea.

Las lluvias apenas afectaron a los sembrados de David y el granizo ni los rozó, por lo que la campaña se ha desarrollado sin imprevistos. Pero esta realidad poco tiene que ver con la de La Rioja Alta, donde el pedrisco sí dejó huella. Por contra, las precipitaciones que durante junio sí se dejaron ver por estos municipios también sirvieron de impulso para esos sembrados más tardíos dándoles la posibilidad de granar mejor y coger algo de peso específico. Algo que solo permitirá suavizar un poco los ánimos de los cerealistas en una campaña con una merma importante que algunos agricultores ya estiman en la mitad respecto al año pasado.

En el caso de la colza, el cultivo ha seguido el mismo desarrollo que el cereal. De lo que se sembró el año pasado, muchas hectáreas acabaron levantadas ante la falta de lluvia, mientras que las que quedaron no corrieron mejor suerte porque las precipitaciones fueron bastante escasas durante el invierno y la primavera. «Es decir, malas perspectivas para la colza al igual que para la cebada y el trigo. Tal vez se coja la mitad de producción que el año pasado», señalaban hace unos días desde la Cooperativa Garu de Santo Domingo de la Calzada.

FOTO: EFE/ Raquel Manzanares.

En cuanto a precios, el escenario tampoco dibuja un buen panorama para los agricultores. El trigo ronda los 220 euros la tonelada, mientras que en 2022 se situaba entre los 360 y 380 euros. En el caso de la cebada, esta se situaba el año pasado en los 250 euros la tonelada, pero esta cosecha no llega ni a los 200. Precios que se muestran en el momento de campaña, por lo que el sector confía en que recuperen en los próximos meses.

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