Eduardo Palacios.- La pequeña localidad riojana de Villarroya volverá a ser uno de los «focos» de atención en las próximas elecciones por si es el municipio más rápido en votar, pero también para saber si su alcalde, Salvador ‘Salva’ Pérez (PP), puede cumplir el medio siglo al frente del Ayuntamiento. Es, junto con Ignacio Gordón (de Matillas, Castilla-La Mancha), el mandatario municipal más veterano del país en el cargo.
El cuarto de hora en coche que separa a Villarroya de Arnedo, el mayor municipio de la comarca, marca la vida del pueblo, que ahora tiene siete vecinos censados, dado que es a donde algunos se van a vivir, trabajan en sus industrias y, en general, hacen allí sus compras y gestiones, ha explicado a EFE el alcalde, de 76 años.
Por eso, muchos días Villarroya parece deshabitado, pero no lo está porque casi siempre tiene un «guardián» que se ha dedicado casi medio siglo -lo cumplirá a finales del próximo mes de septiembre- a cuidar sus calles, a luchar porque los descendientes del pueblo vuelvan, al menos, los fines de semana y a buscar, de todas las formas posibles, que la localidad siga «viva».
«Ahora hay una chica que ha decidido montar una bodega aquí», subraya el alcalde, ilusionado con ver una nueva actividad en su pueblo, en el que la agricultura es el principal recurso desde que hace muchas décadas cerró la mina que le dio «esplendor».
Recuerda que, cuando era niño, Villarroya tenía unos 400 habitantes, «pero, en los años 70, la cosa empezó a ir peor y la gente comenzó a marcharse, sobre todo a Logroño», y «nos quedamos unos 30 habitantes». En 1973, cuando tenía 27 años, un grupo de los vecinos que quedaban asumían diferentes tareas y el alcalde «dijo que se veía mayor y que lo dejaba» y «propusieron que el más joven del Ayuntamiento le sustituyera», momento en el que él accedió a la Alcaldía.
«No sabía dónde me iba a meter», admite Salva Pérez, quien, con la llegada de la democracia, ingresó en Alianza Popular y después se integró en el PP. En las elecciones del 28 de mayo, como en las anteriores, volverá a tener un rival, del PSOE, aunque «es alguien que pone ese partido, pero no es de aquí, ni lo conozco», asegura.
Por ello, está convencido de que revalidará el mandato para seguir al frente de un municipio que «está muy bien, con las casas cuidadas, las calles en buenas condiciones y los servicios municipales en buen funcionamiento», de lo que está «orgulloso».
«Lo que está claro es que todo se debe a la colaboración de la gente, sobre todo de los que quedamos en el pueblo, pero también de los que vienen los fines de semana y en verano», porque «nos hemos preocupado de que haya jóvenes que vuelvan a los orígenes de su familia y hay 60 casas que en verano tienen gente», ha relatado.
La Asociación de Amigos de Villarroya tiene más de 300 socios y colaboran mucho, «sobre todo para darle vida al pueblo en verano», aunque «otra cosa es asumir la responsabilidad del Ayuntamiento, que implica estar siempre disponible, viajar a Logroño y estar pendiente de muchas cosas».
Esa es la función que él asume «porque es necesario que en este y en los pueblos muy pequeños haya alguien que haga esas cosas», ya que, de lo contrario, «se hunden». Pero también asume que «es complicado luchar contra la despoblación de este tipo de pueblos» al haber «cada vez hay menos posibilidades de dedicarse a la agricultura y la ganadería, que es de lo que vivimos, principalmente».
«Aquí no hay problemas de seguridad y, en general, nos llevamos todos bien», según Pérez, quien cree que «la despoblación no va a tener remedio porque, en lugar de dar facilidades a que la gente se asiente en estos sitios, cada vez se pone más difícil porque se hacen regulaciones desde muy lejos, sin conocer nuestra realidad».
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