Agricultura

Alberite y Villamediana abren el grifo y rompen el preacuerdo con la cuenca del Iregua

Los cerealistas de Alberite y Villamediana rompen el preacuerdo de riego con la cuenca del Iregua

FOTO: EFE/ Raquel Manzanares.

Las aguas del Valle del Iregua descienden turbulentas por el cauce del río. Después de la reunión de la pasada semana entre los representantes de las nueve comunidades de regantes que integran la cuenca y en la que no se llegó a ningún acuerdo para hacer una gestión del riego común, las negociaciones continuaron en los días posteriores con el afán de conseguir algún tipo de pacto “solidario” para que no se regara el cereal y se guardaran los riegos para los frutales.

La postura de los regantes era muy heterogénea, porque por un lado estaban los que optaban por no dar riego al cereal al no tener agua suficiente, otros preferían dar riego al cereal en un porcentaje y otros directamente querían dar riego al cereal íntegramente. El problema de unas medidas intermedias que implicasen regar cereal es que consecuentemente se iban a impedir regar los frutales durante el verano, cuando más lo necesitan.

Este pasado lunes hubo una nueva reunión, esta vez también con miembros del Gobierno de La Rioja, para intentar solventar la situación de enfrentamiento entre unos agricultores y otros. En este sentido, el Ejecutivo propuso un acuerdo compensatorio por el cual los cerealistas percibirían una compensación económica por las pérdidas de producción ocasionadas a cambio de no regar sus fincas. El objetivo era, por tanto, reservar esos riegos de cara al verano para salvar los frutales, que no su cosecha, que ya se daba por perdida.

Los detalles de dicho preacuerdo y si se iba a poder dar o no se iban a conocer este miércoles, tal como avisó el Gobierno, por lo que se acordó aguardar hasta entonces para tomar una decisión. Pero algunos cerealistas de los municipios de Alberite y Villamediana no lo hicieron y este mismo miércoles por la mañana abrieron finalmente el grifo sobre sus sembrados. “A partir de ahora ya nada se puede hacer. No hay negociaciones que valgan ya la pena porque ya se ha distribuido el cupo entre cada comunidad de regantes para que sean ellas las que gestionen de forma autónoma su agua”, relatan fuentes de la cuenca del Iregua.

Los desemblases se han ido frenando a raíz de las lluvias arrojadas el pasado domingo, pero no ha sido suficiente. “Se ha intentado hasta el final porque hay mucho en juego. Al hablar de un riego más o un riego menos se hablaba de asegurar o no la supervivencia de los árboles, no de que un cultivo sea más importante que otro. No es lo mismo perder un año de cosecha de cereal que perder unos seis porque ese es el tiempo que tarda un frutal recién plantado en estar en producción”.

La DOP, pendiente del Iregua

La sequía que azota este Valle del Iregua ha puesto en jaque a la Denominación de Origen Protegida Peras de Rincón de Soto. En torno al 40 por ciento de la producción total amparada bajo esta marca proviene de esta zona, junto al fruto recogido de algunas fincas de Hormilla y principalmente de la zona de Rincón de Soto, y la merma que se estima aquí por la falta de agua se encuentra entre el 80 y  el 90 por ciento.

“En las otras dos zonas de producción también habrá restricciones al riego, pero en ningún caso se experimentará la misma situación de estrés hídrico que en el Iregua ni, por tanto, reducción de cosecha. En todo caso ampliarán los periodos de riego, pasando por ejemplo de los 12 a los 15 o 16 días, pero no va a faltar el agua como para que afecte a la fruta”, explica Sixto Cabezón, director general de la Denominación.

La clave es que la zona de La Rioja Baja no depende exclusivamente de dos únicos embalses como ocurre en el Iregua (Pajares y González Lacasa), sino que se nutre de todo lo que trae el Ebro desde Cantabria así como del valle del Leza y el Cidacos que sí tienen agua. “Además, en la zona de Rincón de Soto se construyeron hace años  dos balsas de riego adicionales que alimentan a dos entradas de canal que tienen todo entubado, por lo que no se pierde nada de agua”, añade.

El cauce del Iregua, prácticamente seco a su paso por Logroño.

El director general apela a la necesidad de modernizar los sistemas de riego para un mejor aprovechamiento del agua porque “si se mueren los propios frutales estaríamos hablando de perder al cosecha de pera en el Iregua durante los próximos cuatro o cinco años y el agricultor puede soportar un año complicado, pero no cuatro”. Una situación que derivaría en un desajuste total en el funcionamiento de este mercado, afectando a los puestos de trabajo y a la propia marca.

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