Agricultura

La guerra del agua llega al Iregua: sin acuerdo para regar cereal y frutales

La cuenca del Iregua, sin acuerdo para regar cereal y frutales

Explotación de perales en Entrena

“Ha sido una reunión muy dura y complicada. Para unos y otros. Porque aquí se juegan la rentabilidad de sus explotaciones y el futuro de estas, pero es triste ver cómo cada uno mira por lo suyo y no por la solidaridad”. Así de tajante se ha mostrado Eva, secretaria del sindicato central de la cuenca del Iregua (aglutina a nueve comunidades de regantes), al término de la junta organizada este jueves para tratar de llegar a un acuerdo en la gestión del agua de riego entre todos los agricultores del valle. Pero no ha habido suerte.

Las negociaciones han girado en torno a tres posibilidades para evitar que se mueran estos cultivos leñosos:

1. Establecer dos riegos para los frutales de toda la cuenca, sin distinción de localidad.
2. Establecer un solo riego.
3. Unas acequias darían permiso para un riego y otras para tres.

La guerra del agua se ha desatado en la cuenca a pesar de los llamamientos de algunas comunidades de regantes para evitarla. Los cerealistas quieren regar de inmediato sus sembrados y en esta zona el riego todavía es a manta, lo que implica mucho más gasto de agua que si el sistema estuviera ya modernizado; mientras que los agricultores con perales y demás frutales claman por reservar ese agua para el verano. “Es duro perder un año de cosecha y somos conscientes de todo el dinero que implica para ese agricultor, pero es peor perder todos los árboles de una explotación que tardan entre cuatro y seis años en volver a entrar en producción”, apunta Eva.

Así, la zona regable del valle medio-bajo del río, dependiente de los embalses de Pajares y González Lacasa y que abarca una superficie de unas 10.500 hectáreas entre frutales, viñedos y herbáceos, se gestionará de manera independiente entre cada una de las comunidades de regantes de los términos municipales de Logroño, Villamediana, Alberite, Albelda, Nalda, Lardero, Entrena, Fuenmayor y Navarrete.

Las acequias que tienen un menor porcentaje de agua son las de Logroño, que abastece a las huertas de Varea y El Cortijo, Albelda, Nalda y Entrena, mientras que el resto disponen de más reservas dado que cuentan con cultivos con menos necesidades hídricas como el cereal y viñedo. “En Albelda, por ejemplo, las dos acequias solo tienen disponibilidad para dar un riego y el cereal ya han prohibido regarlo, mientras que otras acequias están dando riego para cereal a un 35 por ciento. Otras tienen posibilidad de dar tres riegos, aunque eso tampoco asegura la viabilidad de los cultivos como venga un verano como el del año pasado”, explica.

Los datos hablan por sí solos: el consumo medio de la cuenca del Iregua en los últimos cinco años han sido 25,8 hectómetros cúbicos y ahora tan solo dispone de 9 estando en abril y a las puertas de que se inicie el riego del cereal la próxima semana. Por otro lado, en 2017, año marcado también por la sequía, las restricciones dejaron un gasto de 19 hectómetros cúbicos en el valle.

“No hay agua para todos, así que lo que se proponía era llegar a un acuerdo de solidaridad, de decidir morir todos a la vez porque la realidad es que tenemos muy poca agua porque la cuenca dispone para dos riegos y con eso no podemos librar los cultivos. Las explotaciones hortícolas ya están registrando pérdidas brutales económicas y en los frutales, cuya cosecha ya está perdida, con dos riegos nada más no podemos salvar ni el árbol. Pero han preferido dejar que unos mueran antes que otros a pesar de que está en juego el futuro de todo el valle, porque todo en su conjunto va a sufrir la sequía y es triste ver cómo entre los propios agricultores no llegan a un acuerdo”. El mapa se queda, por tanto, con unos cultivos más privilegiados que otros aunque solo les separen unos cuantos metros de distancia.

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