El astro

Los embalses riojanos han perdido en un año el equivalente al pantano del Rasillo

Embalse de Pajares, esta semana. | FOTO: EFE/ Fernando Díaz.

Durante la última semana, los embalses riojanos de la cuenca del Ebro han perdido 0,97 hectómetros cúbicos de agua. Dicho de otro modo, a día de hoy guardan 97o millones de litros menos que hace una semana, en un momento en el que la sequía convierte al líquido elemento en un bien aún más preciado.

Aunque es cierto que la situación en La Rioja no es tan severa como en otras latitudes -en su conjunto, los embalses de la comunidad están a una media del 61 por ciento de su capacidad-, un vistazo a su situación hace justo un año da buena cuenta de la gravedad del momento actual.

Porque en la misma semana del pasado ejercicio los embalses riojanos guardaban casi 31 hectómetros cúbicos de agua (31.000.000.000 litros) más que actualmente. Por ponerlo en contexto, con esa cantidad de agua podría llenarse casi por completo el embalse de González Lacasa (que cuenta con 32,9 hectómetros cúbicos de capacidad), donde incluso se practican deportes náuticos durante el verano.

Embalse a embalse (sacando de la ecuación al de Enciso, que se encuentra en fase de prueba de carga), ninguno almacena más agua que hace un año y solo el de Mansilla se acerca a esos registros (hoy está al 89,5 por ciento, frente al 92,8 por ciento de la misma semana de 2022).

La escasez de agua se agrava en el embalse de Pajares (al 36 por ciento, frente al 83 por ciento de hace un año) y en el González Lacasa (al 59 por ciento, casi 37 puntos por debajo de la situación de 2022).

La comparativa respecto al pasado ejercicio deja otra evidencia: mientras los embalses de la comunidad comenzaban a ganar reservas a estas alturas del calendario para el verano y el otoño, en el momento actual los agricultores siguen mirando al cielo en busca de precipitaciones y las localidades más pobladas de la región ya estudian adoptar restricciones al consumo de agua.

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