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El arte de hacer etiquetas para embellecer el mundo del vino

El arte de hacer etiquetas lo lleva en el ADN una empresa riojana que nació con el objetivo de ser referente en el mundo del vino y lo ha conseguido con el paso de  los años. Cuarenta y cinco personas en diferentes secciones dan vida a esas pequeñas cartas de presentación que nos ofrece cada vino. Una imagen que se nos queda grabada en la memoria y que nos permite reconocer un vino entre un millón. Modernidad y tradición combinadas a la perfección en un sector en el que Etilisa, desde Arnedo, es líder.

Entrar en sus instalaciones es sumergirse en Rioja a través de sus etiquetas. Un trabajo que a pesar de tener en lo digital su máxima garantía muestra tintes de las cosas hechas a mano. El mimo con el que se tratan los papeles, los detalles y los acabados que hacen de cada una de ellas una pequeña obra de arte. Diego Castillo es el director general de una empresa que consiguió mirar hacia el mundo del vino para hacerlo más bello de lo que ya era.

– ¿Cuál ha sido el éxito de Etilisa?

– El éxito de Etilisa ha sido que nació ya de la mano de lo digital. Nos pusimos en 2010 a competir en un sector muy convencional, lo digital se convirtió en nuestra seña de identidad. O teníamos algo diferente o las bodegas nos decían “¿Y qué nos aportáis vosotros que no nos ofrezcan los demás?”. Nosotros ofrecíamos trabajar sin clichés, sin fotopolímeros. Trabajar de forma más rápida pero sobretodo más flexible. Podemos imprimir todos los datos variables, podemos hacer infinitas etiquetas diferentes. Los diseñadores de las empresas vienen aquí y ven hasta dónde podemos llegar y siempre empujan un poquito más. En algunos casos los cambios son mínimos pero son importantísimos. Marqués de Cáceres, por ejemplo. Parece que su etiqueta nunca ha cambiado, con su color burdeos, su tipografía… son cambios mínimos pero la etiqueta de hoy nada tiene que ver con la de hace veinte años.

– ¿Cómo ha cambiado el mundo de las etiquetas en los últimos años?

– Los cambios han sido muy importantes. En la pirámide entre calidad, precio e imagen cada vez se pone más por encima la imagen. La calidad en Rioja se da por supuesta, el precio tiene que ser competitivo así que es en la imagen donde ha habido más cambios. Cada vez se venden más botellas por internet y la imagen es imprescindible, tienes que diferenciarte con algo que se vea a simple vista. En La Rioja, los consumidores somos diferentes, nos guiamos a la hora de consumir un vino por otras cosas, pero fuera de aquí la imagen de una botella es muy importante. Esos dos últimos segundos de decisión de compra; cuando estás ya frente al lineal, ahí la etiqueta marca la diferencia.

– Al final la creación de una etiqueta, aunque sea digital, no deja de ser un arte.

– Somos una empresa de artes gráficas pero hay que ser también competitivos. Las etiquetas tienen detalles infinitos y hay que estar muy pendientes de ellos. Lo más importante ahora mismo son los acabados, es lo que se puede tocar, lo que sientes. Ademas cada vez es más importante el tipo de papel. La textura, que te llame la atención al tocarlo, que te lleve a acercarte a tocar la botella. Es el concepto de la invitación de boda pero a lo grande, ofrecer a tus clientes los mejores papeles pero para hacer millones de etiquetas.

– ¿Qué es lo que busca el sector a la hora de elegir una etiqueta?

– Nos piden que innovemos sobretodo en el acabado. Una de las grandes novedades ahora es insertar una etiqueta en otra. Hacemos dos etiquetas y las juntamos. Podemos poner un papel muy grueso por un lado y muy fino por otro, luego los colocamos juntos en la botella y la gente alucina.

– Modernidad en un mundo muy tradicional: no debe ser fácil conjugar esas dos ideas.

– El crianza de Rioja Viña Alberdi es un claro ejemplo de ello. Una bodega clásica donde las haya. Contrataron a unos diseñadores muy jóvenes que les presentaron un diseño con un cuadro de Gaudí con colores muy vivos. Fue todo un éxito porque llamó mucho la atención entre los jóvenes. Rioja sabe que tiene que ir hacia ese sector y lo está haciendo con unas etiquetas mucho más pensadas en ellos. Rioja sabe que los jóvenes son importantes, algo que no ha hecho por ejemplo el cava. Hay que mirar a los jóvenes, no nos podemos olvidar de ellos. Ese ejemplo de Rioja no lo vemos en otro gran referente que es Burdeos. Allí no cambian las etiquetas. Consideran que les están esperando con una etiqueta amarillenta, envejecida, Burdeos tiene que tender hacia el cambio que ha dado La Rioja y Etilisa estará allí cuando estén dispuesto a dar ese cambio.

– Porque Etilisa no está sólo en Rioja. Ribera de Duero, Cariñena, Rueda… Una empresa de La Rioja a cargo de las etiquetas de otras denominaciones ¿Ha sido complicado adentrarse en ellas?

– Ser de La Rioja tenía dos puntos diferenciados sobre otras empresas, uno que nos vino muy bien y otro que nos complicó un poco las cosas. La palabra mágica Rioja nos abrió ya muchas puertas, si éramos de aquí y trabajábamos con empresas de aquí teníamos que ser buenos pero por otro lado algunos pensaban que Rioja era competencia y que la etiqueta no podía ser también de La Rioja. Luego empezaron a surgir los grandes grupos vinícolas que tienen bodegas en Rioja pero también en otras denominaciones y eso nos permitió llevar nuestro estilo de hacer etiquetas a otras zonas del país.

– ¿Ahora toca dar el paso de posicionarse fuera de España?

– Ya estamos en Portugal, pero ahí tenemos un hándicap y es que los costes que tienen son mucho menores que los de aquí. Burdeos es nuestro principal objetivo de cara al futuro. Tendremos que hacerlo a través de algún socio francés porque ya sabemos cómo son. Tenemos por ahí un camino muy largo por recorrer, hay que pasar los Pirineos porque somos mucho más competitivos que los impresores franceses.

– ¿Qué peligros afronta el sector de las etiquetas?

– Pues teníamos varios. Uno era la impresión directa en la botella. Creo que ese lo hemos solventado porque es un sector que compra muchas botellas para hacer estocaje y una vez que la imprimes directamente ya no tienes capacidad de cambio, además te impide jugar con el color. Otro eran las mangas hechas con plástico pero ahora hay una guerra directa contra los plásticos que nos han venido bien.

– El papel además permite innovar en el tema de la sostenibilidad.

– Todos nuestros papeles tienen la capacidad de ser reciclados, trabajamos con certificaciones FSC que viene a decir que por cada árbol talado se plantan dos nuevos. Ahora estamos implantando con algunas bodegas un sistema circular que nos permite reciclar la parte que sobra de la etiqueta una vez que se coloca en la botella. Es un proyecto interesante porque se recupera un 25 por ciento del desperdicio del papel para las nuevas etiquetas.

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