La Rioja

Cristianos y musulmanes de La Rioja colaboran con Cáritas tras el terremoto en Turquía y Siria

Dos colaboraciones recientes han puesto de manifiesto que la diversidad religiosa no es un obstáculo, sino que, como han destacado sus protagonistas, las religiones bien entendidas son un punto de unión y solidaridad. Los fieles de la mezquita Al Ansar han donado 1.220 euros a Cáritas La Rioja para paliar las terribles consecuencias de los terremotos en Turquía y Siria y, a su vez, la entidad social ha entregado 2.500 euros a la Asociación Pakistaní de La Rioja para contrarrestar las secuelas producidas por el desbordamiento del río Indo.

Ibrahim Cisse, imán de la mezquita Al Ansar, situada en la calle Somosierra, y N’faly Koné Touré, presidente de la comunidad musulmana subsahariana en Logroño que se congrega en ella, han acudido a la sede de Cáritas La Rioja para entregar su donativo y estrechar los vínculos. “Traemos aquí la donación de nuestra gente para que vosotros, que tenéis más medios y experiencia, la hagáis llegar de la mejor forma”, han expresado.

Asimismo, han señalado: “Entendemos que la religión ha venido para salvar la humanidad y mejorar la vida de las personas. Todas las religiones son divinas, todas vienen de Dios, aunque les pongamos diferentes nombres. Por eso, debemos luchar juntas contra la guerra, la pobreza…”.

En nombre de Cáritas y la comunidad cristiana, José Andrés Pérez, delegado diocesano de Acción Caritativa y Social, ha agradecido su gesto y ha tendido la mano para seguir apoyándose en el futuro. “Las religiones estamos para servir a la paz y la humanidad. Debemos extender nuestra colaboración y trasladar a la ciudadanía el mensaje de que somos capaces de entendernos, trabajar juntos y querernos”, ha afirmado.

Con esta convicción presente, Cáritas La Rioja ha apoyado económicamente a la Asociación Pakistaní de La Rioja para atender a las personas afectadas por las graves inundaciones del río Indo y contribuir en la reconstrucción de viviendas. Según la ONU, 33 millones de personas han sufrido esta catástrofe humanitaria y al menos 1.500 murieron en 2022, de las cuales 552 eran niños.

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