La Rioja

Dejar de fumar: medicación financiada, seguimiento y grupos de apoyo

La cistina contenida en el fármaco Todacitan se ha convertido en el mejor amigo para los fumadores. Esta sustancia de origen vegetal indicada para ayudar a dejar de fumar reduce los síntomas del síndrome de abstinencia y la ansiedad causada por la dependencia de la nicotina, y desde el pasado 1 de febrero, está financiada por el Ministerio de Sanidad.

Tras la retirada del Zyntabac y el Champix, este medicamento cubre el vacío terapéutico actual de fármacos reembolsados para dejar de fumar en España. El paciente pagará un 40, 20, o 10 por ciento, dependiendo de su aportación a la Seguridad Social. Pero en La Rioja habrá que esperar -no mucho- para comprarlo en las farmacias, tal y como confirma Mario Domínguez, presidente del Colegio de Farmacéuticos de La Rioja.

Un medicamento que debe ser prescrito por el médico de cabecera no sin antes cumplir ciertos requisitos, como el de ser una persona verdaderamente dependiente y “que esté expresamente motivada para dejar de fumar”, explica Domínguez. Para comprobarlo, el paciente debe estar incluido en un programa de apoyo para la deshabituación tabáquica. Además, el presidente del Colegio de Farmacéuticos advierte que el Todacitan está limitado a un solo intento anual.

El proceso de la deshabituación

El primer paso, además de estar convencido, es acudir al médico de cabecera. “Una vez que llega el paciente necesitamos un compromiso firme por su parte de que el tiempo que vamos a invertir va a servir para algo. Una especie de contrato hablado entre paciente y sanitario”, explica Alicia Santamaría, enfermera del centro de salud Espartero, quien destaca que una consulta para dejar de fumar requiere tres o cuatro visitas y, después, un seguimiento.

En primer lugar se mantiene una entrevista motivacional con el médico y la enfermera donde se exploran, “sin indagar demasiado”, las ganas que el paciente tiene de dejar de fumar. “No es lo mismo una persona con una patología que necesita un apoyo para dejar de fumar que otra persona que lo hace porque está de moda y hay un fármaco financiado, o porque es un propósito de año nuevo…”.

Una vez tomada la decisión, en las siguientes consultas, “se van tomando las constantes, porque con la ansiedad varían la tensión y las pulsaciones y suele haber falta de aire. Con este control, confirmamos que la descompensación se debe al síndrome de abstinencia y que las constantes vitales entran dentro de la normalidad. Además, en cada visita, hacemos un trabajo de refuerzo positivo y comprobamos si se van cumpliendo los objetivos”.

Grupos de apoyo

Otro paso más en la terapia son los grupos de apoyo que nacen en los propios centros de salud. “Te das cuenta de que no eres el único con ese problema, que tu misma ansiedad la está pasando mucha gente y esas charlas motivacionales individuales se convierten en grupales. Es una forma de no sentirte solo, de compartir síntomas, los kilos que se han cogido, e incluso de ayudar a los demás exponiendo las cosas que a ti te van bien”, cuenta Alicia.

En el centro de salud Siete Infantes de Lara, Maite es la sanitaria encargada de organizar y desarrollar estos grupos de apoyo. “Soy una guerrera del tabaco, estoy muy sensibilizada con el tema porque cada día estoy más convencida de que el tabaco es un veneno del que no estamos concienciados”.

Maite explica que estos grupos son como una academia donde se aprende a dejar de fumar. Son cinco sesiones y en cada una de ellas se trata un tema en concreto. Hoy era la tercera, la crucial. “En las dos primeras nos vamos preparando para el día ‘X’, el día en el que vamos a dejar el hábito, que suele coincidir con la tercera reunión. En la cuarta hablamos de cómo prevenir recaídas y se les pregunta cómo están pasando la abstinencia. Y en la quinta ya deberían llevar un mes sin fumar”.

Luchar por un mismo objetivo une mucho, y eso se nota al finalizar la sesión. Los pacientes recogen sus apuntes y siguen hablando y compartiendo experiencias, sensaciones… Elena no es la primera vez que lo intenta, es más, lo consiguió dejar, pero recayó. “Ahora he dicho, ‘hasta aquí’, tengo que pensar en mí y cuidarme”.

Es su tercera sesión y todavía se le resiste, pero cada vez está más cerca. “Lo bueno de los grupos es que te dan total libertad para elegir ‘cuándo’. Cada uno tiene una situación personal y la decisión la tienes que tomar tú”. Elena agradece toda la información que está recibiendo, “la misma que cuando fumas no quieres oír ni entender. Te cierras en banda a todo lo que tenga que ver con el tabaco”.

No duda en aconsejar a todo el que se lo está planteando que acuda a estos grupos, porque “entre los compañeros ponemos en común nuestros errores, nuestras recaídas, y las soluciones que vamos poniendo y las enfermeras nos apoyan en todo momento. Nos guían y no nos presionan. Eso es lo mejor. El saber que nadie te está obligando ni juzgando”.

Francisca lleva fumando desde los 14 años, y hoy tiene 67. Es la primera vez que va a dejar el ‘vicio’. “Yo sabía que tenía que hacerlo, pero lo posponía porque mi trabajo era muy estresante. Ahora llevo dos años jubilada y ha llegado mi momento”.

Todo empezó cuando se enteró por la tele de que Sanidad subvencionaba un nuevo medicamento “y vine a pedírselo a mi médica. Ella fue la que me dijo que antes tenía que hacer este taller y aquí estoy, encantada”. Francisca destaca que hablan mucho de cómo nos vamos a ir sintiendo, física y emocionalmente, de las recaídas, de qué tenemos que hacer si eso pasa, y nos explican con qué motivarnos”. Reconoce que le va a costar, pero escuchar a sus compañeros le está ayudando mucho y “te aseguro que lo voy a conseguir”.

Maite recoge las sillas y los papeles que llevaba a la sesión y emplaza a los pacientes hasta la próxima sesión. “Pueden empezar veinte y terminar ocho. Somos conscientes de que es muy difícil, pero yo siempre digo que si tienes que venir treinta veces, vienes treinta veces. Igual, en alguna reunión escuchas algo que dice otro compañero y de repente hace un ‘click’ tu cabeza”. Porque rendirse nunca es una opción, “sea como sea hay que poner fin a esta lacra”.

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