La Rioja

Bares de pueblo | La Reyes, a los pies del castillo

Cornago: doscientos habitantes y la Taberna La Reyes, el único restaurante

Las calles empedradas de Cornago dibujan un laberinto de intersecciones y pendientes que se estrechan durante varios metros para volver a abrirse después. Algunos carteles anuncian antiguas viviendas en venta mientras una excavadoras trabaja en la reforma de otra edificación. El municipio ha perdido residentes en las últimas décadas hasta llegar a los 310 a fecha de enero de 2022, al igual que la mayoría de enclaves rural de la región, y también ha perdido negocios. Se dice que un bar es la pieza clave para que un pueblo resista, por escaso que sea su censo municipal. Y sin bar, no hay pueblo.

Cornago da buena cuenta de ello con tres barras abiertas al público, aunque uno de estos establecimientos solo recibe clientes durante el fin de semana. Mari es una de las vecinas que nunca ha abandonado este municipio y asegura que aquí ha conocido hasta ocho bares repartidos por todo el pueblo cuando era una niña. “Y ahora sobramos todos, pero esto es así”, apunta con una mezcla de ironía y certeza a la vez.

Ella regenta junto a David Expósito la Taberna La Reyes en compañía de como empleada. En el número 41 de la calle Ventura, otra de las vías más angostas del municipio hace las veces de terraza con una escasa decena de mesas dispuestas a un lado de la calle para permitir el paso. Este bar-restaurante lleva atendiendo al público desde hace once años, aunque hace alguno más como bar únicamente. Y como ya vienen palpando sus propietarios, cada año que pasa, el tránsito de la clientela es menor.

“Residiendo en el pueblo a diario estaremos unas 200 personas, pero el 90 por ciento son gente mayor de 70 años, así que el invierno es muy difícil. En el verano al menos te puedes defender, pero ahora directamente ni abrimos por las tardes porque con el frío los vecinos no salen casi de casa”, asegura Expósito. La decisión de abrir un local restaurante llegó con el fin de cubrir un espacio de negocio que no existía en el pueblo, pero sus dueños reconocen que tras la pandemia todo se ha complicado: “Esto da para vivir, pero tampoco te ganas bien la vida. Ni qué decir tiene que con la subida de costes en este último año todo se ha complicado mucho. Es más, ahora mismo si no tuviéramos deudas en los bancos nos plantearíamos decir adiós a este negocio. Al final se convierte en algo insostenible porque estás aquí trabajando todos los días del año para al final tener un sueldo que a veces no llega ni al mínimo interprofesional”.

Terraza exterior de la Taberna La Reyes en Cornago.

Durante el periodo estival vienen contratando a una persona adicional para cubrir ese pico de mayor afluencia de público, pero lo sucedido el último verano les ha hecho replantearse la organización. “El contratar a uno más nos costó estar tres meses sin cobrar nosotros para poder pagarle la nómina. Así que ahora hemos decidido no abarcar más para dar un mayor servicio. Que solo podemos dar 30 comidas, pues se dan 30 comidas y ya está. Y así aguantaremos lo que podamos”, sentencia el propietario.

En este sentido, la Taberna La Reyes participa también en el servicio de atención especial alimenticia del Gobierno de La Rioja que proporciona un servicio diario de comida a las personas mayores que no cuentan con recursos económicos. Un recurso social que mantiene abiertas las cocinas de este restaurante para 14 comensales diarios, pero que cada mes que transcurre es menos rentable para sus propietarios. “Llevamos diez años con el precio de hace diez años y es evidente que los costes no son los mismos que antes, así que nos estamos planteando dejar de ofrecer este servicio porque desde la Mancomunidad no están dispuestos a incrementar el precio, pero nosotros tampoco estamos dispuestos a seguir perdiendo dinero, por no hablar de los retrasos de pagos que tienen. Es que no compensa”, reconoce Expósito.

Un motivo por el que se plantea cerrar las puertas de la taberna y abrirlas solo durante el fin de semana: “Al final sale más a cuenta porque te aseguras que va a haber clientela”. Su propietario insiste en que el futuro de los bares de pueblo depende de las instituciones, “desde municipales hasta nacionales”, para que velen por mantener vivos los municipios de la mano del turismo también. “Tenemos el yacimiento de ignitas más importante de Europa, pero en cambio no hay alojamientos turísticos y eso es una carencia importante. Creo que no se sabe explotar turísticamente el potencial de Cornago y todo el entorno que lo rodea y tiene mucho encanto”.

Un futuro incierto que, opina Expósito, parece no ver la gente que vive en el pueblo: “No valoran lo que vale un servicio local hasta que lo pierden, ya sea un bar, la farmacia, la tienda… Aquí ya se perdieron la carnicería y las panaderías porque al fina la gente se jubila y cierra sus comercios. Es entonces cuando llegan los lamentos, pero todo el mundo se da cuenta después de que suceda, cuando ven que tienen que coger el coche o desplazarse en autobús para poder comer en un sitio o comprar productos. Por eso las personas que viven en los pueblos deberían ser conscientes de que tienen que propiciar que se mantenga con vida su entorno”.

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