Agricultura

Logroño se vuelve más verde con medio centenar de nuevos huertos urbanos

El afán hortelano de las gentes riojanas no deja de crecer. A la oferta de huertos urbanos que adjudica cada año el Ayuntamiento de Logroño se suma ahora una nueva oferta de carácter privado para cubrir esa demanda que evidencia el interés por cultivar lo propio. Porque unos tomates de la huerta o esos calabacines que nacen de la tierra tienen un sabor especial.

David Ribe es el propietario de una finca de unos 5.000 metros cuadrados ubicada en Cascajos, concretamente en el Camino Viejo de Alberite frente a la residencia San Agustín, que ha habilitado para crear unos nuevos huertos urbanos. Lo ha hecho en la que fue la finca de su abuelo y que llevaba tiempo abandonada, por lo que en los últimos meses se ha dedicado a desbrozarla y acondicionarla para hacerla accesible, aunque esta idea rondaba en su cabeza desde 2018.

En concreto son 39 parcelas de 100 metros cuadrados y otras 12 de 50 metros cuadrados cuyo precio de alquiler va de los 35 euros al mes para las de menor tamaño hasta los 50 euros mensuales para las de 100 metros cuadrados. Todas ellas cuentan con sistemas de riego por goteo individuales y la finca dispone, además, de una zona recreativa con dos barbacoas y aseos, además de aparcamientos.

Hace apenas dos semanas que Ribe hizo público el anuncio de estos huertos y desde entonces las llamadas se vienen sucediendo sin parón. “Llama mucha gente joven, lo cual me sorprende a la vez que me reconforta porque se nota que hay voluntad por el producto de proximidad y también por el medio ambiente. Algo estaremos haciendo bien, pero se ve que las nuevas generaciones están cambiando respecto a las anteriores”.

Por el momento, ya hay cinco confirmaciones cerradas con la parcela concreta elegida (el teléfono de contacto para los interesados es el 699304506). Lo próximo es fijar las normas de convivencia para determinar los límites y que la labor de unos no interfieran en la de otros, como puede ser con el tema de los vallados o con la restricción a instalar construcciones fijas. En cuanto al tiempo de alquiler, no existe un máximo “porque la idea es que el usuario disfrute de la parcela todo el tiempo que desee”, pero sí se ha fijado un mínimo de seis meses para que coincidía con los cultivos de verano.

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