Poder elegir especialidad. Ese era el objetivo de la logroñesa Andrea Palacios a la hora de enfrentarse a uno de los exámenes más complicados por los que tiene que pasar cualquier estudiante de Medicina. Y lo ha conseguido de sobra. Podrá elegir especialidad y seguramente destino. Está entre las mejores cien notas de España, concretamente en el puesto 97.
La joven comenzó a estudiar Medicina en 2016 y esta era la primera vez que se enfrentaba al MIR. Preparándose durante meses fue en junio cuando empezó el “estudio intensivo”. Horas y horas entre apuntes y libros desde entonces. “No es ni sano estar tanta hora sentada delante de los libros”, asegura esta joven que terminó la carrera en la Universidad del País Vasco. “La verdad es que se me ha hecho menos complicado que la carrera, quizás porque sabes que ya es el final y tienes un objetivo muy concreto”.
Elegirá la especialidad de anestesista. “Lo he tenido siempre muy claro así que no creo que ahora cambie de opinión”, dice explicando que “lo que no tengo tan claro es dónde”. Y es que, “como no tenía pensado que pudiese elegir lugar no había querido meter más incógnitas en la ecuación”. Así, será ahora cuando empiece a informarse por las opciones que hay. “Quiero buscar un hospital que me forme bien pero en el que también haya muy buen ambiente, tendré que ir preguntando”.
La tranquilidad la acompañó en todo momento el día del examen, que lo hizo en Oviedo. “Mis amigos de la facultad la iban a hacer allí y pensé que era una buena opción estar acompañada por ellos y creo que el cambio de aires me vino muy bien”. Esa tranquilidad, a pesar de lo que se jugaba en el examen, llegó de la mano de la constancia. “Los simulacros que hacemos para irnos preparando me daban notas de entre mil y dos mil y eso ya me permitía elegir especialidad, así que pensé que si en todos ellos había podido hacerlo por qué no iba a poder el día del examen, y eso me relajó mucho”. Va más allá: “No me importaría repetir ese día porque fue muy bonito”, asegura.
Todos en casa están emocionados con la nota: “Los que me conocen sabían que me había ido muy bien y que era difícil que me quedase sin plaza pero nadie esperábamos tanto, ha sido muy emocionante”.
Ahora le quedan los años de la residencia y luego comenzar a trabajar en un mundo que en estos momentos está en una situación complicada. “La verdad es que enciendes la tele y no es muy esperanzador lo que ves pero esa es una cuestión que iremos viendo con el tiempo”. De momento la espera el disfrutar de su nota y de la formación que la aguarda los próximos años.
