Las estrategias de bienestar corporativo reducen en un 66 por ciento las bajas laborales, reducen los costes laborales y multiplican la productividad y el rendimiento, ha afirmado el experto en esta materia Andrés Pascual.
“Invertir en bienestar no es poner un futbolín en el pasillo. Es crear una nueva cultura que va a impregnar todos los rincones del proceso productivo y a incrementar los beneficios”, ha añadido Pascual, director del Programa Executive Chief Happiness Officer de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) para formar a especialistas en bienestar corporativo.
Pascual (Logroño, 1969) así lo defiende en el libro que acaba de publicar, ‘Líder del bienestar’. “Podría haber comenzado este libro diciendo que colocar el bienestar de los trabajadores en el centro de la estrategia empresarial es lo correcto”, ha afirmado, pero ha preferido “partir de otra idea que funciona mejor con los más escépticos: es la forma de multiplicar los resultados”.
Ha precisado que ello genera un 10 por ciento más en calificaciones de clientes, un 44 por ciento más en fidelización de sus empleados, un 41 por ciento menos de absentismo, hasta un 55 por ciento menos de rotación de personal, un 40 por ciento menos de productos defectuosos y un 66 por ciento menos de bajas laborales.
El libro profundiza en la figura del chief happiness officer (CHO), en expansión en el mundo corporativo, cuya labor consiste en estudiar las necesidades y deseos de las personas y ayudar a humanizar la plantilla para que los trabajadores dejen de ser vistos como meros recursos productivos. También persigue objetivos como la atracción del talento, el aumento de la productividad, la seguridad laboral y la alineación con la cultura corporativa.
Cree que “las nuevas generaciones reclaman una forma de liderazgo que promueva su bienestar físico, emocional y social”, por lo que hay que saber “qué palancas accionar para no quedarnos atrás”.
Entre las diez habilidades principales del líder del bienestar, ha citado las de implantar hábitos saludables; promover el autoconocimiento y el aprendizaje continuo; y ejercer de entrenador personal desde la confianza y el reconocimiento.
A ello ha sumado el cuidado de cada detalle en los espacios de trabajo para generar bienestar a través de la luz, la ergonomía, la naturaleza integrada y otros matices sensoriales; y favorecer la tolerancia a la incertidumbre y al cambio.
Generar “flow” desde la diversidad y la creatividad; fomentar un propósito y unos valores con trascendencia y simplificar procesos en beneficio de la flexibilidad y la autonomía son otras de esas habilidades.
También lo son convertir el bienestar en una “lovemark” -capacidad de una marca de atraer a su público objetivo- para atraer y fidelizar talento y medir el bienestar e integrarlo en la evaluación del desempeño.
El Programa Executive en Chief Happiness Officer se basa en el método Doshin’en -círculos concéntricos en japonés-, que enseña a impulsar el bienestar corporativo como ventaja competitiva y generadora de valor en la empresa.
Los estudiantes aprenden a impulsar en una empresa modelos de gestión de la felicidad, de la mano de un claustro compuesto por CHO en activo, fundadores y CEO de empresas premiadas y certificadas en bienestar.
