El próximo 31 de enero será el último día que el asador PanyVino abra sus puertas para servir comidas y cenas. Tras más de cuarenta años de actividad, Pedro Redondo, propietario del restaurante, pone fin a su actividad por jubilación.
De origen soriano pero afincado en La Rioja, y tras pasar por el mundo de la noche logroñesa al frente de los pubs Abraxas y Zona Zero, Redondo comenzó en la cocina siendo autodidacta y completó su formación en el Basque Culinary Center, experiencia que utilizó para abrir en 2004 este icónico restaurante que se ha convertido en uno de los asadores tradicionales más emblemáticos de Logroño.
Todo aquel que durante estos 19 años se haya sentado en una de sus mesas sabrá que el toque de la parrilla es, sin duda, la firma más reconocible de la casa; y es que ésta adquiere todo su protagonismo en manos del chef.
Apenas ha variado su carta en estos años, pero, ¿por qué hacerlo cuando los clientes disfrutan con el “buenhacer” de lo clásico? El respeto a la materia prima, las verduras de temporada y las mejores carnes y pescados a la brasa, son las señas de identidad del PanyVino; algunos platos como su menestra, el chuletón de “vaca rubia gallega”, su rodaballo o sus caparrones de Anguiano son esos platos que nunca te fallan cuando quieres comer bien, con ese sabor de boca que apenas has terminado y ya estás deseando volver a repetir.
“Se cierra una etapa muy importante y bonita de mi vida, me siento muy agradecido por el cariño que hemos recibido siempre de todos nuestros clientes; de aquellos que han estado de paso y de los que se han convertido en parte del restaurante. Comer bien te hace feliz durante un rato, te alegra los días tristes y te acompaña en los días de celebración; hemos tenido la suerte de hacer feliz a mucha gente”, subraya Pedro al notificar el cierre del restaurante.
Tras 19 años con sus ascuas al rojo, PanyVino las apaga, no sin cierta nostalgia por todos los momentos que ha compartido con todos sus comensales.
