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Los navarros, esta vez sí, pudieron con los arnedanos

El Arnedo dice adiós a la Copa con un 1-3 ante Osasuna

La del 21 de diciembre de 2022 será recordada en Arnedo como esa noche en la que, quizás por primera vez en la historia, el Arnedo Arena miró de reojo y con envidia sana a Sendero. A escasos metros una del otro, la plaza de toros cedió protagonismo a un campo de fútbol que se vistió de gala (qué bonito es un campo lleno de aficionados) para acoger el partido del año, de la década… quién sabe si de toda una generación. La ciudad, taurina por excelencia, no ha querido perderse la fiesta del fútbol humilde, ese que consigue que la afición se enganche al deporte del once contra once, y no del mano a mano, del fútbol es fútbol, y no las crónicas llenas de chicuelinas.

Dispositivo de los gordos. Calles cortadas. Amplio control en la rotonda de acceso al municipio y tranquilidad entre las aficiones. Ochenta entradas se habían vendido de las trescientas que mandó el Arnedo a Osasuna, pero muchos ribereños se habían hecho con su entrada a través de otras fórmulas porque han sido muchos más los que han llegado hasta la ciudad del calzado.

Fieles a su condición taurina, la mayoría han llegado escrupulosamente puntuales. Desde las siete de la tarde, dos horas antes del inicio del encuentro, ya había gente entrando en el estadio. Por una puerta, la afición arnedana. Una fila interminable. Por otra, la afición osasunista. Esta ha llegado más tarde tras disfrutar de las calles, los bares y la gastronomía de la ciudad.

Y así como si de una tarde de esas del Zapato de Oro se tratase, once miuras han llegado a Arnedo con ganas de encauzar la faena desde la primera tanda. A pesar de que la afición ha creído en el David contra Goliat y el ‘sí se puede’ no ha dejado de salir de las gargantas de los aficionados, para el minuto 15 dos goles como dos soles habían subido al marcador. En apenas un minuto ambos. Uno más antes del descanso (0-3).

Las embestidas osasunistas han intentado ser frenados por Pablo Pascual, quien ya había salido por la puerta grande en la anterior ronda al parar los penaltis, y que ha sacado manos, punteras y lo que ha hecho falta para no sufrir más cornadas de las necesarias. Con los pies bien juntos, como si de Urdiales estuviésemos hablando.

Los cientos de arnedanos que se han acercado hasta Sendero se han dejado notar especialmente tras el gol del equipo local y en diez minutos de infarto en los que el club pequeño ha puesto contra la barrera al grande. Algunos incluso han llegado a pensar que la machada era posible.

Ahí se ha visto la rivalidad riojano-navarra, esa que cada año hace que San Cosme y San Damián se queden en Arnedo, provocando el ‘Autraño será’. Sin tiempo para más que para disfrutar de una de esas noches para recordar, el equipo riojano, a pesar de la derrota, ha dado la vuelta al ruedo y se ha ido hacia a casa a pensar en la Liga. Dos orejas y rabo a la organización, a la afición y a unos jugadores que se han dejado el alma en el verde.

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