El Rioja

Los descubrimientos en clave tinta llegados desde el Najerilla

Los astros están cambiando y ni todo es tinto ni todo es blanco, ni todos son claretes en el valle del Najerilla. David González, enólogo y precursor de la revolución vitivinícola en Gómez Cruzado, lo ha dejado claro con algunas gamas de sus vinos y la influencia del terruño en ellos. Basta con comparar el histórico Honorable con la recuperada marca Viña Dorana. Ambas añadas de 2017, aquella marcada por una helada que arrasó gran parte de la cosecha en Rioja y donde primó el calor.

David la recuerda bien. “A los enólogos nos costó mucho encontrar frescura en los vinos. Además, con esas heladas se produjo una segunda brotación que vino más tardía y con menos fruta, por lo que la maduración fue rápida, derivando en unos vinos más mediterráneos de lo habitual”. Algo que se palpó mucho más en Honorable con sus tempranillos de la Sierra Cantabria, pero que se pudo capear gracias a la amplitud de territorios que abarca este vino: desde Lanciego pasando por San Vicente de la Sonsierra, Samaniego, Leza, Briñas y Labastida. “Uno vino que es una foto fija de toda esta sierra”.

Más fácil lo tuvo David con Viña Dorana y su simulación a los clásicos vinos finos de Rioja que plasman, sin embargo, el estilo propio de la bodega: más fruta y menos madera. También tempranillo en su mayoría, pero llegado desde el Najerilla. Y esto es la punta de lanza que marca la diferencia porque “aquí la frescura es evidente y está garantizada gracias también a la garnacha que lo acompaña”. Así que con estos dos tempranillos tintos del mismo año abordó este miércoles su creador la influencia del cambio climático sobre el cultivo de la vid y la necesidad de adaptarse. Todo en compañía de José Calvo (Meteosojuela) para dar la bienvenida al II Ciclo de Catas Undergroud celebrado en Calado de Logroño.

En este enclave histórico de la capital se sirvieron cuatro creaciones en clave tinta de la bodega ’boutique’ del Barrio de la Estación maridadas con los platos de Delicius (croquetas de cabrales, cuscús con bacalao, alubia verde con papada y crema de huevo y carrilleras de capricho de cerdo). Un auténtico viaje para los sentidos que no quisieron perderse algunos de los paladares más selectos del sector como María Vargas, de Marqués de Murrieta, Julio Sáenz, de La Rioja Alta S.A., o Pedro Barrio, de la Academia Riojana de Gastronomía.

Atendiendo a la que podría ser una clase de física básica para comprender cómo funciona la meteorología en la región y cómo determina el clima, José Calvo se lanzó a explicar los motivos por los que se producen ciertos fenómenos que influyen en el nivel y frecuencia de las precipitaciones. Diapositiva tras diapositiva para hacer una radiografía de lo que se ha visto hasta ahora y de lo que se verá en un futuro.

Y David tomó la palabra en este asunto del cambio climático que tanto influye en su actividad. Con más de dos décadas dedicadas al sector vitivinícola, el maestro hacedor de vinos asegura que “el clima se mueve demasiado rápido”, pero prefiere apartar la visión catastrofista, “que no merece la pena tener”, y actuar en función de cómo venga cada año. Por eso han ido a parar al entorno del Najerilla, para captar una nueva versión de esas garnachas viejas con las que elaborar su afamado monovarietal Pancrudo.

“No es la garnacha que se puede esperar de fruta negra y madura. Estas uvas se usaban hace años para los claretes de la zona, pero ahora también sirven para tintos y con un carácter diferente. Una acidez punzante, frescura… Estas garnachas hay que elaborarlas como si fueran un pinot noir”, valoraba González durante la cata con el último vino servido. Y en cuanto a la crianza, más sorpresas también porque aquí no hay madera por ningún lado. “Siempre hay alternativas a la madera y para Pancrudo hemos optado por los huevos de hormigón y una crianza en barrica pero bañada en vapor de agua para que no ceda ningún tipo de aroma”.

Antes de esta garnacha fresca hubo más sorpresas servidas bajo las piedras de sillería del siglo XVII. Sorpresas llegadas también de este paraíso vitícola que emana de una zona de cultivo extrema y de lo alto de Samaniego. Así nace El Predilecto, que combina a un 60 por ciento la garnacha del Najerilla con el tempranillo de la Sierra Cantabria a un 40 por ciento. Fermentadas por separado y criadas juntas entre paredes de hormigón para sacar adelante “una alternativa al típico crianza de Rioja”.

Un recorrido por las cepas tintas que componen la denominación, también llegadas de Tudelilla con ese graciano de Sáenz Yustes, y que Gómez Cruzado descorchó ante decenas de personas y que la reconocida como mejor enóloga del mundo este 2022 aplaudió por “lo bien que la bodega ha logrado integrar la madera en estos vinos”.

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