La Rioja

Murillo de Calahorra vuelve a celebrar a Santa Catalina

Cada 25 de noviembre un pequeño lugar de La Rioja vuelve a tener vida propia. Es Murillo de Calahorra, el barrio pedáneo de la capital riojabajeña. Un lugar en el que ya no vive nadie pero al que muchos calagurritanos guardan un especial recuerdo. Un espacio que tuvo vida más allá de las granjas de animales que lo pueblan hoy. Santa Catalina es su patrona y cada año los hijos y nietos de aquellos que vivieron los últimos años en la pedanía de Calahorra vuelven para festejar, charlar y recordar los buenos tiempos que se vivían entonces.

Ya no es más que una pedanía en la que algunos aún conservan sus negocios agrícolas y ganaderos, pero Murillo era una aldea de realengo, con ayuntamiento, término municipal propio y con una población de 119 habitantes vinculados a la tierra en el siglo XVIII, tal y como cuenta en la revista Kalakorikos José Luis Cinca.

El término disponía de tierras de regadío y secano y se utilizaba como medida de superficie la fanega, teniendo un total de 8.422 en todo el municipio (unas 1.765 hectáreas) con los límites puestos en el Ebro y Andosilla al norte, Calahorra al sur y al este y Sartaguda al Oeste. En las tierras de regadío estaban las viñas y los olivares, y en las de secano, las eras de trilla. También había frutales: higueras, morales, cerezos, nogales, guindos, pomares, parras…

Respecto a la ganadería, Murillo tenía una cabaña con 42 bueyes de labor, 13 vacas, 8 pollinos, 29 jumentales, 6 cerdos ‘de cuchillo’, 19 cerdos crías, 223 ovejas, 6 corderos, 6 yeguas, 44 carneros y 4 rocines con un total de 71 colmenas. Murillo no disponía de hospital pero en la casa del concejo había una habitación para atender a los necesitados gracias a la caridad de los vecinos.

Cada 25 de noviembre se celebra la festividad de Santa Catalina por las calles de Murillo, con la imagen que se conserva en la iglesia de los Santos Mártires de Calahorra. Murillo hoy es un barrio de Calahorra, sin población y con escasas edificaciones que son utilizadas por ganadores y agricultores, pero no siempre fue así. Un año más, los ‘hijos de Murillo’ vuelven a pasear por sus calles el día de Santa Catalina, como manda la tradición desde que la pedanía dejó de tener vida entre sus calles.

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