El Rioja

Las ocho bodegas de Logroño superan las 75.000 visitas en lo que va de año

Las ocho bodegas de Logroño celebran la recuperación del enoturismo al supera las 75.000 visitas en lo que va de año, el 30 por ciento de extranjeros, y prevén aumentar la cifra de enoturistas durante el próximo mes.

Viña Ijalba, Bodegas Olarra, Bodegas Ontañón, Bodegas Franco-Españolas, Marqués de Murrieta, Marqués de Vargas, Bodegas Arizcuren y Campo Viejo ofrecen diferentes modelos de enoturismo marcados por la singularidad de cada una de ellas.

Octubre y noviembre, temporada alta para el enoturismo riojano, permite a los visitantes disfrutar del otoño, que tiñe de ocres, naranjas y rojos el viñedo y el paisaje riojanos.

En estos meses, cuando las bodegas están a pleno rendimiento en los procesos de elaboración de sus vinos de la añada 2022, sus departamentos de enoturismo no paran de recibir reservas y visitas, con una oferta sostenible en la que se prioriza la diferenciación, la calidad y la búsqueda de la excelencia.

Elena Pilo, portavoz de la asociación Bodegas de Logroño y directora de enoturismo de Franco-Españolas, ha constatado un “considerable” aumento de los visitantes internacionales a partir del mes de marzo, debido a la relajación de las medidas sanitarias y la reapertura de fronteras.

Además, ha agregado, la recuperación de cierta tranquilidad y la pérdida de miedo del turista ha llevado a reanudar los desplazamientos más allá de los límites de sus ciudades regiones o países.

“Calculamos un 30 por ciento de turismo internacional en lo que va de año, principalmente en los meses de verano. El cliente extranjero que nos visita, proviene principalmente de Estados Unidos, Reino Unido, Bélgica, Francia, Portugal y Países Bajos y tiene en su mayoría un nivel adquisitivo alto, ha precisado.

Sobre el turista nacional, Pilo ha precisado que “existe un interés creciente del público joven por el mundo del vino, así como del público familiar”. La procedencia es de toda España en general, pero principalmente de Madrid, Barcelona, Asturias, País Vasco, Cantabria, Navarra, Alicante y Valencia, ha concretado.

La actividad de las bodegas de Logroño ha cambiado con iniciativas como Bodegas Abiertas, ya que se ha confirmado que países con una clara cultura enoturística, como Estados Unidos y Francia, están familiarizados con las visitas espontáneas sin preaviso ni reservas y han trasladado esta tendencia al enoturista español.

Los visitantes buscan en las bodegas un lugar en el que pasar un rato lúdico, sin necesidad de realizar una visita guiada, aunque también puedan hacerlo.

Esa misma libertad a la hora de planificar las visitas a las bodegas está llevando a desestacionalizar y deslocalizar el turismo, de modo que la diversificación de la oferta del turismo enológico contribuye a posicionar Logroño y La Rioja como oferta de turismo de interior en cualquier momento del año.

Además, las bodegas urbanas se han convertido en espacios de encuentro, entornos en los que organizar actividades lúdicas y profesionales, actos, jornadas, conferencias y celebraciones privadas.

Por otro lado, se ha observado que el perfil del visitante joven demanda un consumo responsable y moderado, que quiere acompañar el vino con una tapa o un aperitivo, y esta es una tendencia que se introduce en las bodegas y cala en el interés del consumidor.

También se demanda un planteamiento sostenible de las visitas, entendidas como un turismo poco masificado.

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