La Rioja

Siglo y medio de ‘jaboneros’: el legado de dos visionarios

La familia Ruiz de La Torre celebra los 150 años del grupo empresarial

Visionarios y duraderos

Cuando Santiago y Trinidad juntaron sus ahorros y pidieron un préstamo para hacerse con el pequeño negocio de jabones en Arnedo donde él trabajaba, no pasaba por su mente que 150 años después el clan familiar se reuniría para celebrar ese momento. Tampoco quizás que a los miembros de su familia los siguieran conociendo como ‘los jaboneros’. La vida media de una empresa en España no llega a los doce años y, con siglo y medio de historia, el proyecto empresarial de estos dos arnedanos supera con creces lo que para la mayoría de las empresas del país es sólo una quimera.

El pasado fin de semana la familia Ruiz de La Torre ha celebrado esos ciento cincuenta años de vida. El objetivo no ha sido otro que homenajear a este matrimonio que apostó desde el principio por el desarrollo económico y progreso social de la ciudad. Cinco generaciones después la vida ha cambiado, también su línea de negocio, pero el objetivo primigenio de Santiago y Trinidad sigue firme en su tataranieto: Jesús Ruiz de la Torre. Así, en el acto, Jesús Ruiz de La Torre se comprometió a seguir generando progreso, apostando por las telecomunicaciones, el mejor acceso a internet a través de la fibra óptica y las energías renovables y desarrollando avanzados proyectos de energía fotovoltaica que, sin duda, contribuirán “a resolver parte de los problemas energéticos y a crear a un mundo más limpio, sostenible y ecológico”.

Una historia llena de decisiones, de diversificación y de una fuerte unión con el terreno, con Arnedo. Con la consolidación de la fábrica de jabones, Santiago decidió seguir abriendo su trabajo a otros mercados: una fábrica de harinas, otra de orujo, una panificadora… incluso un concesionario de Chevrolet. Pero la línea de negocio que ha llegado hasta hoy es la que se abrió con la llegada de la luz eléctrica en 1901 al municipio. Cinco generaciones después la empresa sigue dedicándose a ese sector con negocios de distribución de electricidad, energías renovables, telecomunicaciones, montaje de instalaciones eléctricas y plantas de energía solar fotovoltaica.

Poco a poco, desde abajo, con pocos medios pero con la enorme ayuda de su gran capacidad de trabajo y su asombrosa visión de futuro, comenzó a crear un importante conglomerado empresarial. Sin duda, el primer motor de la industrialización y el desarrollo empresarial de Arnedo. De hecho, en 1930 el propio Ayuntamiento de Arnedo se refirió a él como “el verdadero patriarca de la industria arnedana” al acordar poner su nombre a una céntrica calle del municipio como muestra de agradecimiento.

“Quizás el éxito de la firma ha sido diversificarse, apostar por otros proyectos cuando los que estaban en auge fallaban y seguir hacia adelante”, cuenta Jesús Ruiz de La Torre. Así cuando la fábrica de jabones dejó de tener beneficios, fue la fábrica de harinas y otros pequeños negocios los que se impusieron al día a día de la familia. “Cuando llegó la luz a los municipios fueron muchas las empresas pequeñas que se crearon para s distribución pero con la llegada de las grandes empresas muchas fueron compradas”, recuerda Jesús. Ahora aguantan trescientas empresas similares en todo el país.

Seguir apostando por Arnedo como la familia ha hecho durante este siglo y medio de vida que ha quedado reflejado en un pequeño libro en el que se cuenta la historia familiar, escrito por el investigador del IER Álvaro González, que recoge la sorprendente historia de la familia Ruiz de la Torre y ha sido editado especialmente para la ocasión. Una placa conmemorativa en la subestación eléctrica Ruidela, propiedad del grupo Ruiz de la Torre y desde la que se sigue distribuyendo la energía eléctrica a la ciudad de Arnedo, deja constancia de un día especial para una familia especial.

Subir