Toros

Novillos sin maldad y novilleros sin ambición

Tocaba a su fin esta XLVII Feria del Zapato de Oro en Arnedo con el cartel más rematado del ciclo. Por un lado, la calidad, a priori, garantizada de los novillos de Alejandro Talavante y dos de los novilleros más habituales en las ferias: Jorge Martínez y Álvaro Alarcón. Completaba la terna Marcos Linares, del que tan bien se habla en círculos taurinos.

Las decepciones se vinieron a suceder una tras otra. El encierro de Talavante, excelentemente presentado, vino a ser el fiel reflejo del toro moderno: siempre sin molestar, yendo y viniendo y con cierto son, algo de transmisión y sin ninguna maldad en el último tercio. A decir verdad, a la novillada se le dio mucho en el caballo.

Lo dicho, sin ser ninguna maravilla, los utreros de Talavante guardaban el empuje y el fondo necesario como para regalar unas cuantas embestidas sin tan siquiera echar una mala mirada a sus matadores. Pese a ello, ni Jorge Martínez, ni Álvaro Alarcón ni Marcos Linares apostaron lo más mínimo por sus oponentes y mucho menos por tirar hacia adelante con una novillada rebosante de bondad.

Alarcón llegaba a Arnedo tras ser herido de consideración ayer en Madrid, siendo operado en la enfermería de Las Ventas de una cornada de 15 centímetros de extensión. Alarcón hizo el paseíllo en Arnedo y ya. Porque tomó demasiadas precauciones con un lote manso, pero con muchas posibilidades. Se limitó a acompañar las embestidas de su primero siempre tan despegado. Más o menos como en su segundo, de condición mucho más huidiza, lo que deslució aún más su trasteo. Pese a recorrer mucha plaza, nunca consiguió llevar a ‘Avejaruco’ a terrenos de tablas donde procurar tapar aquellas salidas que el de Talavante tanto aprovechaba.

Esto de Alarcón podía servir igualmente para contar la tarde de Jorge Martínez. Siempre tan despegado en su primero. Con el novillo más deslucido del encierro, que fue el corrido en cuarto lugar, aún consiguió pasajes de cierto mérito, pero sueltos y sin excesiva consistencia.

De Marcos Linares tampoco hay mucho que decir, aunque hizo lo más destacado de la tarde. Saludó bien a la verónica a su primer enemigo e inició su trasteo rodilla en tierra. Cuando a ‘Tintero’ le dio por repetir, Linares perdió muchos pasos. Sin ajuste como sus compañeros. Mató rematadamente mal y sonaron dos avisos.

Cortó una oreja a su segundo por un trasteo con cierta transmisión por el pitón derecho y porque fue el único que echó mano de algo de ambición. Que sonaran los acordes del ‘Zapato de Oro’, como siempre ocurre en la última faena de la feria, también ayudó a la consecución del trofeo.

Vamos, que Alejandro Talavante puede estar tranquilo: cría el toro actual y no hay ambición entre las futuras promesas como para abrirse hueco en la profesión. Qué pena.

Acabada esta feria, me gustaría poner en relieve la excelente presentación de casi todos los novillos lidiados y el compromiso del Ayuntamiento de Arnedo por y para la tauromaquia (no debemos olvidar que esta feria es el ciclo continuado más extenso de cuantos se celebran en La Rioja), que continúa apostando por dar novilladas con picadores. También la variedad de encastes. Me ha llamado la atención el gran número de avisos que han escuchado los novilleros. Hoy, con una novillada que no se comía a nadie, cinco nada menos.

EL FESTEJO

Plaza de toros de Arnedo. Última de feria. Media entrada. Novillos de Alejandro Talavante, muy bien presentados, nobles y con muchas posibilidades en conjunto. Mansearon segundo y quinto. El sexto fue el de mayor transmisión.

  • Jorge Martínez: silencio tras aviso en ambos.
  • Álvaro Alarcón: silencio y silencio tras aviso.
  • Marcos Linares: silencio tras dos avisos y oreja.
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